sábado, 29 de diciembre de 2012

El Abismo Fiscal


A finales de 1979 Ronald Reagan era sólo un candidato a la presidencia de los Estados Unidos, que hablaba de enmendar la Constitución para impedir déficits presupuestarios. Dos años más tarde, el Congreso aprobaba los primeros presupuestos de la era Reagan. La deuda de la primera potencia económica mundial era entonces de 909 mil millones de dólares, equivalentes a un 33% del PIB. Cuando Reagan abandonó la Casa Blanca (enero de 1989) la deuda ascendía a 2,9 billones de dólares, o lo que es lo mismo, un 51,9% del PIB. ¿Realmente quería el candidato Reagan establecer un control del déficit? Seguramente no, ni ninguno de los inquilinos de la Casa Blanca que le sucedieron, ya que desde entonces la deuda americana sólo ha hecho que crecer de forma exponencial (ver gráfico).


Datos hasta agosto 2011
Aunque los Padres Fundadores no establecieron ninguna regla de oro presupuestaria, como muy bien detectó Reagan, fueron lo suficientemente previsores como para conferir al Congreso el poder exclusivo de incurrir en deudas, negándoselo al Presidente (artículo 1 sección 8). De esta manera, cada vez que el Tesoro tenía previsto gastar más de lo ingresado debía caminar hacia el Congreso a pedir autorización. En 1917, en plena Guerra Mundial, "el Congreso crea la figura de "techo de deuda". Desde entonces el Tesoro puede tomar prestado la cantidad que requiera hasta un techo de gasto, una cantidad fija (salvo algunas excepciones contadas). Para cambiar esa cifra máxima de endeudamiento el Departamento del Tesoro tiene que pedir al Congreso un cambio de legislación y el Presidente tiene que ratificarla y convertirla en ley"[1].  Desde 1944, el techo ha sido revisado 103 veces, 36 desde Reagan.

La última vez que se elevó el techo fiscal fue el 31 de julio de 2011, fijándolo en la astronómica cifra de 16,4 billones de dólares (90% del PIB). Era la cuarta vez que se le concedía a la Administración Obama. Pero a diferencia de las tres anteriores, esta vez la aprobación fue muy complicada y se produjo justo al límite de la campana. ¿Por qué? Pues sencillamente porque en las elecciones al Congreso y el Senado de 2010[2] los demócratas perdieron la mayoría en favor de los republicanos, los cuales haciendo valer su superioridad  exigieron a Obama un plan de recortes presupuestarios a cambio de aumentar el techo de deuda. 

La ley que cerró aquellos delicados acuerdos se conoce como Budget Control Act of 2011. En virtud de ella, y de forma inmediata, primer tramo, el techo pasaba a aumentarse en 900 mil millones dólares, pero a cambio de recortar el presupuesto en la cantidad de 917 mil millones en los siguientes 10 años. En los presupuestos del 2012 se debía aplicar ya un recorte de 21 mil millones. Adicionalmente se aprobaba la creación de un "súper comité" de 12 miembros (6 de cada partido), cuya tarea debía ser proponer una reducción del gasto de 1,5 billones en los siguientes 10 años. El "súper comité" tenía como fecha límite para sus propuestas el 23 de diciembre de 2011. En caso de que no se lograse una reducción del gasto de al menos 1,2 billones, el Congreso podría autorizar el incremento del techo por la misma cantidad, pero sólo a cambio de la aplicación de recortes automáticos en el presupuesto federal ("sequestrations")  a partir del 2 de enero de 2013 , incluidos los programas de defensa y Medicare[3]. Los recortes serían por una cantidad igual a la diferencia entre 1,2 billones y la reducción declarada por el comité.

Pues bien, el súper comité fracasó, no se puso de acuerdo, y todo quedó a la espera de lo que sucediese en las elecciones del 2012. Obama lo hubiera tenido más fácil si los electores aparte de confiar en él como Presidente, hubieran cambiado el color dominante en el Congreso, pero no fue así. Nuevamente los republicanos ganaron la mayoría en la "House", con lo cual el tema del déficit y la deuda sigue exactamente igual que hace un año. Con una diferencia fundamental, y es que ya no queda tiempo para que las "sequestrations" se apliquen, a no ser que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo en los 3 días que faltan para que acabe el año.

Adiconalmente, resulta que el 31 de diciembre también vence la ley “Tax Relief, Unemployment Insurance Reauthorization and Job Creation Act of 2010”. Esta ley, que fue aprobada originalmente por George Bush en 2001, fue prorrogada por Obama dos años más en 2010. La ley fue establecida como media de reactivación de la economía y reduce temporalmente una serie de impuestos, con lo cual es una fuente más de déficit, razón por la que Obama sólo accedería a prorrogarla para aquellos ciudadanos cuyos ingresos sean inferiores a los 250.000 dólares anuales. Los republicanos no quieren ni oír hablar de ello, simplemente exigen que se prorrogue la ley tal y como está. Para compensar la falta de ingresos proponen recortar más en gasto social.

Es la lucha entre los que aún guardan unas ciertas posturas keynesianas, y los que proponen llevar las ideas neoliberales hasta el límite. En España, con un sistema democrático menos sofisticado que el americano, está discusión no existe. Las mayorías son mayorías, en el Gobierno y en el Congreso. Por eso ya sabemos lo que es recortar por lo sano. Las previsiones de Rajoy para el 2013 no son muy buenas, pero dejan la puerta abierta a la esperanza a partir del segundo semestre. Lo malo es que estas previsiones de recuperación, mucho me temo, no tienen en cuenta lo que pueda pasar en los Estados Unidos a parir del mismo día de año nuevo. De no llegar a un acuerdo in extremis, los analistas vaticinan una recesión de la economía americana para el próximo año, con un aumento significativo del paro y unos efectos impredecibles sobre la economía mundial. 

En cualquier caso, debemos ser optimistas y desear que todos tengamos un feliz 2013. Incluidos los políticos. Los españoles, y los americanos también. Y que el término acuñado por Ben Bernanke, el Abismo Fiscal, se quede sólo en eso, un término.

[1] Wikipedia. Crisis del techo de deuda de Estados Unidos de 2011
[2] Las elecciones al Congreso y el Senado de los Estados Unidos se celebran cada dos años
[3]Medicare y Medicaid son programas que proporcionan atención médica a personas sin recursos y de la tercera edad, cuyo coste aumenta constantemente por el envejecimiento de la población. El País.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Volcker y los demócratas

Cuando Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca en enero de 1981, Paul Volcker llevaba ya casi un año y medio al mando de la Reserva Federal luchando contra la inflación. 1980 había sido un año muy malo para la economía americana: crecimiento del PIB de -0,3%, un 7,5% de desempleo y una inflación de dos dígitos (12,5%), por segundo año consecutivo (13,3% en 1979). Eran las consecuencias de la segunda crisis del petróleo, iniciada a finales del 78, con el estallido de la revolución iraní, y agravada posteriormente con el inicio de la guerra Irán-Irak en septiembre de 1980. Aprovechándose de ese contexto, tanto la OPEP como otros países productores habían vuelto a disparar el precio del barril de petróleo. Esta causa externa se había superpuesto a la política monetaria relativamente flexible adoptada por los antecesores de Volcker en la FED, Arthur F. Burns (1970-1978)  y G. William Miller (1978-1979), y que había contribuido a situar la inflación en valores altos, pero de un único dígito, entre 1976 (4,9%) y 1978 (9%).  

Una economía en estanflación supone un dilema para los responsables de la misma. Si se quiere salir de la recesión hay que optar por medidas de crecimiento económico, que fomentarán aún más la inflación, con el riesgo de caer en la fatídica hiperinflación. Si por el contrario se opta por bajar la inflación, hay que frenar la economía, lo cual sólo hará que aumentar la lista ya alta de parados, por estar en un período de recesión. 

Cuando Jimmy Carter remodeló por completo su gabinete en julio de 1979, nombrando a G. William Miller como Secretario del Tesoro, generó una vacante en la presidencia de la FED, que los mercados aprovecharon para llenar con el presidente del Federal Reserve Bank of New York[1], Paul Volcker. Wall Street había tomado una decisión para resolver el dilema estanflacionario, y Volcker desde la FED iba a ser el ejecutor del plan. Carter, tremendamente cuestionado y debilitado, no pudo hacer otra cosa que aceptarlo. 
Paul Adolph Volcker
El plan de choque no se hizo esperar. Sólo dos meses después de su nombramiento, Volcker daba una conferencia de prensa en la que anunciaba un aumento de un 1 % de la tasa de descuento de la Reserva Federal, que de esta manera pasaba del 11 % al 12%, nivel nunca alcanzado hasta la fecha en la historia económica de Estados Unidos. Adicionalmente se establecía una obligación para los bancos de constituir una reserva complementaria de cuantía igual al 8% de sus depósitos a partir de determinada cifra. La carrera por vencer al dragón de la inflación había comenzado y la FED, como responsable de la política monetaria, iba a luchar a muerte contra él, cortando el grifo de la masa monetaria circulante durante el tiempo que fuera necesario.

En marzo de 1980 mientras la Administración Carter intentaba reaccionar con un programa de medidas todavía sin definir, la inflación anual seguía ganando terreno, llegando al 14,76 %. Nadie que hubiera nacido después de 1946 había visto un valor tan alto. No obstante, ya no avanzaría más.  Los bancos, espoleados por la FED incrementaban su tipo de interés preferente al 17,75%. Los créditos para compra de bienes de consumo, incluida la vivienda, subieron también al 15,50% en algunos bancos. La batalla inflacionista de Volcker estaba conduciendo al país a una fuerte recesión, y todo ello sucedía en un año de elecciones.  

Aunque Carter aún tuvo fuerzas suficientes para vencer a Ted Kennedy, logrando presentarse como candidato a la reelección por el Partido Demócrata, no fue rival para el candidato republicano, Ronald Reagan, que con un programa altamente liberal había prometido a los americanos devolverles el orgullo de serlo. 

Años más tarde, en el 2.000 para ser exactos, Volcker explicó en una entrevista que una vez le preguntó a Carter si él le costó la reelección. Carter sonrió y dijo que hubo también algunos otros factores. No debemos olvidar los rehenes en Irán, etc.

Reagan confirmó a Volcker al mando de la FED. Ésta siguió aplicando su política monetarista restrictiva hasta conseguir doblegar definitivamente a la inflación en el verano de 1982. Pero la aplicación de dicha política tuvo un coste muy alto. El desempleo en el último trimestre de 1982 se elevó a más del 10 por ciento, y Volcker fue acusado de "asesinato a sangre fría de millones de puestos de trabajo". 

Sea como fuere, lo que los políticos no supieron o no tuvieron valor de hacer, lo resolvió un hombre de Wall Street. La frase atribuida, pero seguramente erróneamente, al Barón Meyer Amschel Bauer Rothschild (1744-1812), y que dice "Dadme control sobre la moneda de una nación y no me importa quien haga sus leyes", alcanza con Paul Volcker el clímax de la oportunidad. 


[1] El más grande de los 12 bancos que conforman la FED, y el responsable de la compra-venta de los valores del tesoro de los Estados Unidos.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Bernanke busca apoyo entre los muertos

Hace pocos días, en concreto en octubre, Ben Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), declaraba en una rueda de prensa: "Milton Friedman hubiera apoyado lo que la FED está haciendo". Como accionados por un resorte, todos los fans de Friedman saltaron indignados. ¿Por qué?. Sencillamente porque el economista de Chicago jamás defendió a la FED, habiendo llegado a reconocer varias veces que si por él fuera la aboliría. No obstante ese deseo, el pragmatismo de Friedman le llevó a escribir muchas páginas sobre como debía actuar la FED, ya que a pesar de todo, la FED existía.
En la colosal obra "A Monetary History of the United States. 1867-1960", que Friedman escribió junto con Anna Schwartz en 1963, los dos economistas argumentaban que la Gran Depresión, no fue, como generalmente se había aceptado, un fallo del mercado, sino un fallo del Gobierno y de la FED, que no acudieron suficientemente en ayuda de las entidades bancarias. No hacerlo causó una oleada de quiebras financieras, que de no haberse producido, habría ayudado a impedir que los ciudadanos mantuvieran por miedo el dinero ocioso debajo de sus colchones, y los bancos supervivientes en sus cámaras acorazadas, temerosos de sacarlo en forma de prestamos, por miedo a quebrar también. En 2002, el propio Bernanke, año en el que entró en la Junta de Gobernadores de la FED, dijo en un discurso en honor del noventagésimo cumpleaños de Friedman, que "le gustaría decir a Milton y Anna, en relación a la Gran Depresión. Tenéis razón, lo hicimos. Pero gracias a vosotros, no lo volveremos a hacer de nuevo". Sólo cinco años más tarde, y siendo ya presidente de la FED (1 de febrero de 2006), Bernanke tendría la oportunidad de poner a prueba sus palabras con la crisis de las subprime. Aunque la lista de bancos quebrados como consecuencia del desplome financiero era de 110 en agosto del 2009, entre ellos un gigante como Lehman Brothers, la realidad es que esta vez la FED sí que inyectó la liquidez que negó en la crisis del 29. Bernanke sí cumplió su promesa. 

Es por ello por lo que a lo mejor se cree con derecho en buscar aprobación para sus actuaciones en alguien que lógicamente no se lo va a rebatir, ya que Friedman está muerto desde 2.006. Tampoco lo podrá hacer ya Anna Schwartz, que ha fallecido en junio de este año. No obstante, ella sí que tuvo ocasión de evaluar el comportamiento de la FED. Lo hizo en una entrevista para el Wall Street Journal en Octubre de 2008, declarando que “el mayor problema de Bernanke es que no se da cuenta de que esta crisis no es como la de los años 30, y sin embargo las medidas que esta tomando la FED son las que debían haberse usado entonces. De hecho, no veo que las soluciones que propone la Reserva Federal estén siendo efectivas...”

Ni Friedman ni Schwartz podrán escribir en un futuro sobre la actual crisis o las futuras, no podrán analizar  las verdaderas causas, y opinar si esta vez el Gobierno americano y la FED actuaron bien o mal. Eso le corresponderá hacerlo a otros. Pero lo que sí sabemos es que dentro de la doctrina neoliberal más pura de Milton Friedman, la FED seguiría sin tener razón de ser. Como él hizo, hay que aceptarla porque existe, pero nada más. Seguramente en pocos puntos habrá tanto consenso entre los partidarios de Friedman y los antineoliberales. Y es que se hace tremendamente difícil justificar que sea beneficioso para la humanidad que “el poder de determinar la cantidad de dinero ...  sea ejercido por unas cuantas personas, no importa qué tan cívicas sean, si es que hay cualquier alternativa posible”, con palabras del propio Milton.

Para entenderlas en toda su amplitud hay que conocer la historia de la FED. Hay que saber que la responsabilidad de la impresión y emisión de la moneda más importante del mundo, el dólar, recae en manos de unas pocos. Unos pocos, que utilizando métodos nada democráticos fueron capaces de crearla con base legal en 1913, siendo Presidente Woodrow Wilson. Años más tarde el propio Wilson llegó a reconocer que :

"Nuestra gran nación industrial está controlada por un sistema de crédito. Nuestro sistema de crédito está concentrado en manos privadas. El crecimiento de la nación y, por consiguiente, de todas nuestras actividades está en las manos de unos pocos hombres quienes, necesariamente, o por motivos de sus propias limitaciones, congelan, frenan y destruyen la genuina libertad económica. Nos hemos transformado en uno de los peores gobiernos, uno de los más completamente controlados y dominados gobiernos del mundo civilizado, no más un gobierno de libre opinión, no más un gobierno de creencias y del voto de la mayoría, sino un gobierno de la opinión y coacción de un pequeño grupo de hombres dominantes."

La FED y lo que se esconde tras de ella merece la pena que sea tratado en un artículo aparte, por no decir en un libro de muchas páginas.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Los Chicago Boys

«Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente»
 F. von Hayek, (1981, Chile)

La economía chilena estaba en crisis cuando los militares acabaron con la democracia y el Gobierno de Salvador Allende, verdadera razón del alzamiento y posterior instauración del régimen dictatorial. Pero la crisis chilena no era una excepción, el mundo entero padecía los efectos de una recesión iniciada en 1970, y que había llevado al presidente Nixon en agosto de 1971 a tomar una decisión histórica: poner fin a la convertibilidad dólar-oro, instaurando la era del patrón dólar. Esta decisión suponía el primer gran triunfo de las ideas neoliberales de la escuela de Chicago, ya que Nixon la tomó desoyendo la opinión de Henry Hazlitt y Paul Samuelson, que aconsejaban una devaluación del dólar frente al oro, en favor de las ideas monetaristas de Milton Friedman. La senda de la economía de mercado estaba despejada. El mundo caminaba nuevamente hacia el liberalismo económico y Chile iba a ser su primer laboratorio de pruebas.

Allende llegó al poder en noviembre de 1970 prometiendo convertir a Chile en un Estado socialista a través del marco legal y prescindiendo de la vía revolucionaria. La administración Nixon intentó en vano impedir que Allende ganará las elecciones, ya que Chile no debía ser el enésimo país que se pasaba a la esfera de influencia soviética, y sobre todo porque Chile era estratégico para la economía americana, gracias a sus minas de cobre, y los importantes intereses económicos que tenían algunas grandes empresas, como Anaconda y Kennecott (minería) o  ITT (telefonía). Nixon y Kissinger (secretario de Estado) dieron órdenes muy claras a la CIA, dentro del marco del proyecto FUBELT, para evitar el triunfo de Allende. Como no lo consiguieron, el objetivo pasó a ser su destitución mediante un golpe de estado. Aquí no fallaron.


Los militares, encabezados por Agusto Pinochet, sabían como mantener el orden a base de muertes y violaciones de los derechos humanos, pero no eran expertos en economía, así que después de unas primeras medidas de carácter intervencionista y de aumentar el gasto público, la economía seguía sin presentar signos de recuperación. Para tratar de enderezar el rumbo, decidieron que sería mejor dejar el tema económico en manos de los expertos, y para ello se dirigieron a la Universidad Católica de Chile, donde unos jóvenes economistas, la mayoría con postgrado en la Universidad de Chicago, aconsejaron la implantación de un plan de choque basado en las ideas que habían mamado en Chicago a través de Milton Friedman y sus seguidores. Para que los militares conocieran mejor de lo que estaban hablando, los economistas, que pasarían a conocerse posteriormente como los Chicago Boys, consiguieron convencer al dictador de que tuviera una entrevista con su maestro Friedman. En un principio, éste no tenía interés en ese encuentro, llegando a exigir a cambio la liberación de dos presos políticos de origen judío. Demanda que los militares no podían satisfacer, porque esos presos eran desaparecidos. A pesar de ello, 30.000€ y la insistencia de sus pupilos chilenos, acabaron por doblegar las reticencias de Friedman y su esposa, a la que no le gustaban los gobiernos militares. Friedman y su esposa viajaron a Chile el 25 de Marzo de 1975, en una visita de seis días, que incluyó un encuentro con el dictador, y que apenas acabó durando 30 minutos, pero éstos fueron suficientes para que sólo un mes más tarde algunos de los Chicago Boys llegaran al Ministerio de Hacienda, Economía y a la dirección del Banco Central chileno.

Los chicos de Chicago aplicaron el plan de shock, recomendado por Friedman, y que consistía en reducir el gasto público en un 20%, despedir al 30% de los empleados públicos, aumentar el IVA, privatizar la mayor parte de las empresas estatales y liquidar los sistemas de ahorro y de préstamos de vivienda.  En un principio el plan no tuvo efecto positivo en la economía, pero a partir de 1977 se inició la recuperación de las macrocifras, excepto la tasa de desempleo, alrededor del 20%, debido, entre otras causas, a los despidos masivos de trabajadores públicos y de las empresas privatizadas.

Se habló de un "boom", del milagro chileno, en boca de Friedman, que sólo duraría cinco años. En 1982 Chile volvería a caer en crisis, provocada por la recesión mundial de 1980 y la excesiva dependencia externa de la economía chilena impuesta por los neoliberales. La crisis supuso la salida de los Chicago Boys del puesto de mando en 1982, dando paso a un breve periodo de vuelta al keyniasismo. En 1985 la economía chilena pasa a ser dirigida por Hernán Buchi, quien finalmente logra la reactivación de la economía y al que se le atribuye el llamado “Segundo Milagro Chileno”. Buchi aplicó medidas de corte neoliberales, pero alejadas del fundamentalismo de los Chicago Boys.

Más allá del éxito o fracaso del experimento neoliberal en Chile, merece la pena reflexionar sobre unas palabras extraídas de un texto escrito por el secretario privado de Allende,  Ozren Nikola Agnic Krstulovic (1935-2010), en el 2.008:

"La experiencia chilena se repite con similitud en todos los países que han pasado por el proceso de aplicar  el shock económico creado por Milton Friedman. En esos Estados también existe corrupción en las privatizaciones, remuneraciones que no crecen en paralelo al PIB, aumento en las desigualdades en la distribución de las rentas, millones de consumidores abusados,  niveles crecientes de desocupación laboral, desaparición de miles de medianas y pequeñas empresas, concentración en grandes empresas, etc. Inclusive se aprecia aumento de la  delincuencia, atribuible en gran medida a la falta de oportunidades para sus habitantes, siendo las clases medias y populares los grandes perjudicados. Como para que mediten nuestros gobernantes..."

martes, 11 de diciembre de 2012

El Método Milton

Las únicas sociedades que han sido capaces de crear una prosperidad relativa ampliamente extendida han sido aquéllas que han confiado principalmente en los mercados capitalistas. 
Milton Friedman

Cuando Milton Friedman fue invitado por F. von Hayek a participar en la reunión de Mont-Pèlerin (Suiza) en 1947 era un economista de 34 años desconocido para la opinión pública. Hacia sólo un año de su doctorado y de su nombramiento como profesor de Teoría Económica en la Universidad de Chicago. En esta universidad, su pensamiento liberal, opuesto al keynesianismo de la época, fue compartido por un grupo de economistas, que como él abogaban por un mercado libre, muy poco o nada intervenido por el Estado. No obstante su ideología, durante la década de los 50 Friedman escribe análisis técnicos, más o menos apolíticos, que le ayudaran a elevar su prestigio profesional. Especialmente relevantes serán sus trabajos “Metodología de la Economía Positiva” (1953),  "Una Teoría de la Función de Consumo" (1957), donde plantea un modelo teórico más satisfactorio sobre el comportamiento de los consumidores a partir de la función keynesiana; y "Un Programa de Estabilidad Monetaria y Reforma Bancaria", primera referencia de la doctrina monetarista.

Es también en la década de los 50 cuando se produce un hecho que con el tiempo adquiriría una dimensión inesperada. La Universidad de Chicago y La Pontificia Universidad Católica de Chile firman un convenio en 1956, en virtud del cual un número reducido de alumnos chilenos tuvieron la oportunidad de realizar estudios de postgrado en Chicago. El convenio formaba parte del denominado "Proyecto Chile", organizado en 1950 por el Departamento de Estado de EE.UU. y financiado por la Fundación Ford[1], que tenía como fin influir en el pensamiento económico chileno. Tanto Friedman como sus colegas liberales debieron pensar que aquella era una oportunidad única de exportar sus ideas allende de las fronteras norteamericanas, y como más adelante veremos, la supieron aprovechar.   

Durante la década de los 60 Friedman mantiene su labor docente y de investigación sobre aspectos monetarios. Son los años en los que su creciente prestigio le permiten pasar a formar parte de la asesoría económica de los candidatos del Partido Republicano. En 1967 pronuncia un discurso en la Asociación Económica Estadounidense, que sólo unos años más tarde le supondrá poderse anotar uno de los más sonados tantos a favor de sus doctrinas. En dicho discurso Friedman advirtió de los riesgos de un fenómeno macroeconómico todavía casi desconocido, pero que según él se acabaría por producir. Hasta esa fecha se asumía como cierto, y la experiencia así lo corroboraba, que en períodos de crecimiento el empleo era alto y los intereses bajos, lo que producía un aumento del consumo, que a su vez arrastraba a una mayor producción, que se podía vender más cara, provocándose así un aumento de la inflación. Por el contrario, en los períodos de recesión el desempleo crecía, los intereses también, y la producción buscaba el nuevo equilibrio disminuyendo, todo lo cual acarreaba una bajada de precios, es decir, una inflación más baja. Pues bien, Milton Friedman llegó y dijo que una situación donde el desempleo es alto y la inflación también, era posible de forma continuada. Y eso sería así si los gobiernos se obcecaban en mantener la inflación como forma de luchar contra el desempleo en los tiempos de recesión. Un gobierno intervencionista sabía que en una época de precios crecientes la contratación se vuelve atractiva si la inflación es tal que acabe compensando las subidas salariales y el extracoste de las nuevas contrataciones. El éxito de esta política era a juicio de Friedman solamente temporal, ya que en caso de que la situación de recesión se prolongase en el tiempo, el método acabaría siendo un fracaso, y no sólo eso, se volvería contraproducente. ¿Por qué?, sencillamente porque los trabajadores se acabarían percatando con el tiempo de su pérdida de poder adquisitivo, con lo cual reclamarían mayores aumentos salariales, razón por la cual, el desempleo acabaría por no bajar sustancialmente, mientras que los precios seguirían altos.

Las palabras de Milton fueron proféticas, ya que durante casi toda la década de los 70, la mayoría de los países occidentales tuvieron que soportar unas tasas de paro y unos niveles de inflación jamás vistos. Era el gran triunfo de las ideas neoliberales sobre el keynesianismo imperante. En 1976 la Academia sueca le concedió el Premio Nobel de Economía, como reconocimiento a sus estudios en las esferas del análisis del consumo, de la historia y la teoría monetaria, así como de la política de estabilización económica. 

Durante los siguientes años hasta el de su muerte en 2.006, Friedman ejerció una ferviente labor divulgadora de las ideas neoliberales, llegando a participar en programas de televisión, en los que satanizaba las políticas intervencionistas y de manera casi fundamentalista ensalzaba las virtudes de los mercados, como única forma de alcanzar la prosperidad duradera. Su mensaje caló hondo, y una legión de fieles seguidores acabaron por seguirle devotamente. Sin duda, Milton fue una de las mentes más influyentes de la segunda mitad del pasado siglo XX, y todo ello, sin perjuicio de que salvo el éxito de su predicción "estanflacionista"[2], el resto de sus métodos y recetas tuvieron una más que dudosa tasa de éxito allá donde por desgracia tuvieron que padecerlas. Pero eso es tema para el siguiente artículo, donde hablaremos de los "Chicago boys" y el experimento chileno.


[1] La Fundación Ford fue creada el 15 de enero de 1936 por Edsel Ford, el hijo de Henry Ford, y dos ejecutivos de la Ford Motor Company "para recibir y administrar fondos para propósitos científicos, educativos y caritativos, para el bienestar público". Wikipedia.

[2] Estanflación es un término que fue acuñado en 1965 por el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod quien, en un discurso ante el Parlamento en ese año, dijo:
"Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de "estanflación". Y, en términos modernos, se está haciendo historia". Wikipedia.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Mont Pelerin Society


"Las demandas de justicia social carecen de sentido, por que las demandas de justicia son sencillamente incompatibles en cualquier proceso natural de carácter evolutivo"
F. von Hayek



En Europa se libra una guerra que va más allá de la deuda soberana, el futuro del euro o la propia recesión económica. En esta ocasión no hay bombas ni cañones, ni generales ni soldados, hay decretos y directivas, gobiernos y ciudadanos. Las batallas se disputan en los ministerios, en los parlamentos, en los bancos y de momento muy poco en las calles. En juego, el modelo de sociedad, o lo que es equivalente, la propia concepción del ser humano.

Tras el desastre de la II Guerra Mundial, Europa creyó haber aprendido de sus propios errores y fundamentó su recuperación en una serie de principios que alguien etiquetó con el nombre de Estado del Bienestar[1]. El principio fundamental sobre el que se edificó este modelo social reconocía a todos los ciudadanos, sin ningún tipo de exclusiones, el derecho social a tener un mínimo nivel de vida, siendo una responsabilidad de todos garantizar ese derecho. Se aparcaba, por lo tanto, el concepto de caridad hacia los más desfavorecidos, pasando el Estado a ser el responsable de garantizar los derechos sociales de todos los ciudadanos. Además, el Estado debería velar por la buena marcha de la economía, la cual, tomando las ideas de John Maynard Keynes, habría de tener como meta el pleno empleo, para lo cual era necesario que tanto el gasto privado, empresarial, como público fuera incentivado.

En mayor o menor medida estas ideas se extendieron por el continente, permitiendo a los europeos vivir  cerca de tres décadas de prosperidad y paz. Pero la economía es cíclica, y una serie de factores que confluyeron a principio de la década de los 70 pusieron en jaque al modelo del Estado del Bienestar. El mundo occidental sufrió un fenómeno que no cabía dentro de las teorías keynesianas, la estanflación, o lo que es lo mismo, el estancamiento de la economía y la subida de los precios conviviendo a la vez. Las consecuencias de dicho fenómeno, ni que decirlo hay, se tradujeron en un aumento de la deuda de los estados, y del paro. Era el momento en que las voces de los críticos a Keynes iban a ser tenidas en cuenta. Era el momento de los neoliberales.



Pero, retrocedamos otra vez a los primeros años de la posguerra, en concreto al abril de 1947. En el Hôtel du Parc de la localidad de Mont-Pèlerin, cerca de Vevey, Suiza, se celebra un encuentro en la que participan 36 personalidades, en su mayoría economistas, con algunos historiadores y filósofos. El promotor es un economista austriaco llamado Friedrich von Hayek (1899-1992), el cual había conseguido el apoyo financiero de banqueros e industriales suizos para la celebración del evento. En su juventud von Hayek  y desde la cátedra en la London School of Economics (1931-1950) había rivalizado con Keynes desde un punto de técnico y teórico; pero en 1947 los trabajos de von Hayek ya no son tan técnicos, dedicando sus esfuerzos a temas más filosóficos o sociales. La reunión de Mont-Pèlerin debía tener como objetivo precisamente la difusión de sus ideas, muchas de las cuales habían quedado recogidas en su obra crítica de la economía planificada y del socialismo, Camino de servidumbre (1944):

"Es la sumisión del hombre a las fuerzas impersonales del mercado que, en el pasado, hizo posible el desarrollo de una civilización que sin esto no habría podido hacerlo; es por la sumisión que participamos cotidianamente en la construcción de algo más grande que lo que todos nosotros podemos comprender plenamente"

"Cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, es decir, a lo que alguien entienda como una distribución "más justa", tiene necesariamente que conducir a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y ¿cómo podría haber entonces leyes generales?"

Por supuesto, que estas ideas van en contra corriente, lo cual no impide que al terminar el encuentro los 36 miembros de aquella reunión en el Hôtel du Parc decidan constituirse como una asociación multidisciplinaria creada, en palabras de sus propios fundadores y seguidores, para preservar los derechos humanos amenazados por la difusión de ideologías relativistas y afines a la extensión del poder arbitrario. En palabras más claras, para constituirse como un grupo de oposición al comunismo, socialismo y el Estado del Bienestar, que ellos consideraban que eran la misma cosa. Desde entonces hasta hoy la sociedad se ha reunido con una frecuencia casi regular de dos años, en diferentes lugares del mundo. Cabe subrayar que hasta nueve premios Nobel de economía han formado parte de su lista de miembros, el propio von Hayek en 1974, Milton Friedman (1976), George Stiegler (1982), James M. Buchanan (1986), Maurice Allais (1988), Ronald Coase (1991), Gary Becker (1992) y Vernon Smith (2002).

La influencia de esta sociedad es básica para entender lo que ha sucedido en los últimos años en el mundo y se puede considerar que los objetivos de la misma de alguna manera se están cumpliendo. Aunque como decíamos al comienzo, la batalla final de esta guerra se está todavía librando. El péndulo ha girado, y hoy hablar de justicia social, derechos sociales, etc. está mal visto, hoy se habla de globalización, productividad, recortes y liberalización de los mercados. Von Hayek al final le devolvió bien el golpe a Keynes.


[1] La nociones actuales de "Estado del Bienestar" corresponde al término inglés Welfare State (del que es traducción literal), cuyo uso quedó acuñado a partir de 1945, en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, a partir de una expresión original de William Temple, entonces Arzobispo de Canterbury, en la que contraponía las políticas keynesianas de posguerra al Warfare State ("Estado de Guerra") de la Alemania Nazi. Wikipedia.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Gobierno Neoliberal

Buscando por la red textos sobre el neoliberalismo, encuentro uno de un venezolano llamado Oswaldo Ramírez Colina, politólogo y CEO de una consultora de temas políticos.  Me paro en la apartado dedicado a la ideología política del neoliberalismo, que dice así:
"El postulado principal del Neoliberalismo es que la competencia pone a funcionar hasta el tope las energías latentes en los individuos que conforman el todo social, y así la extrema movilidad que se genera, tras una etapa dolorosa de ajustes, provoca una sociedad de bienestar. Para que este postulado se realice, el Estado no puede sobreproteger al pueblo: el populismo o la planificación central mantienen al pueblo en perpetua minoridad; al atrofiarle la iniciativa y la responsabilidad lo mantienen no sólo improductivo para la sociedad sino débil y carente de valor a sus propios ojos."

El discurso me resulta extrañamente familiar a pesar de ser la primera vez que lo leo. Tengo la sensación de haber escuchado parte del contenido en boca de otros. Intrigado decido hacer algunas búsquedas, por ejemplo con la palabras "energías latentes en los individuos". Mi intuición me dice que la tarea será más rápida y fructífera si antepongo a las palabras clave las siglas PP. El resultado en Google me lleva a otro artículo, titulado "Sin compasión". Su autor, Miguel Ángel Belloso, vicepresidente del Consejo Editorial de Expansión y Actualidad Económica, y vicepresidente del Observatorio del Banco Central Europeo, entre otros cargos. El nombre del blog donde se ubica el artículo da algunas pistas sobre la ideología del señor Belloso: "Apuntes liberales de un chico de derechas". Si se quiere saber un poco más sobre el personaje resulta también interesante la entrevista que le hizo Jordi Évole para el Salvados del 30 de octubre de 2.011 (¿Que paguen los ricos?). Pero

jueves, 29 de noviembre de 2012

La ropa sucia no se lava en casa

Un incendio en la fábrica textil Tazreen Fashion, situada a unos 30km de la capital de Bangladesh, Daca, mató la noche del pasado sábado a 113 trabajadores y dejó heridos a unos 100. Este lunes un nuevo incendio estalló en las instalaciones de RMG ubicadas en un edificio de 12 plantas en el área de Dakkin Khan, al noroeste del aeropuerto de Daca, con un saldo de 10 heridos.  

¿Fatal casualidad, hechos aislados? No tanto, ya que en 2.010 dos incendios en dos fábricas bengalíes de ropa fueron también la causa de 21 y 22 muertes en febrero y diciembre de aquel año. Las firmas afectadas fueron entonces Garib & Garib y Ha Meen. Seguro que los nombres de estas empresas no le dicen nada, pero en cambio es muy probable que en el armario de su casa cuelguen una o varias prendas fabricadas en sus talleres. La industria textil de Bangladesh exporta hacia los países occidentales tanto, que es la segunda más importante del mundo, sólo superada por China. Entre los principales clientes, firmas como C&A, Walmart, H&M, Marks & Spencer o Carrefour. Éstas sí que les suenan, ¿verdad?


martes, 27 de noviembre de 2012

La estrategia fallida de Mas

Mas vio la luz el 11-S. Ayer, 25N, descubrió que junto a la luz también hay sombras, incluso oscuridad. Las elecciones que se sacó de la chistera para que la magia de la Diada condujese a Catalunya directamente a la independencia, no han dado el resultado que él quería. Mas ha sido un falso profeta. Siguiendo la lógica que él planteaba, estas elecciones debían ser una clara demostración a España y al mundo de que el pueblo catalán quiere decidir por sí mismo su destino. Tras esa demostración vendría el referéndum y todos los pasos necesarios para articular el encargo popular. Autoproclamándose líder de ese proceso, reclamó el voto del independentismo para su persona. Él había de ser el Mesías, y no otro.

Pues bien, no ha sido así, lo cual no quiere decir que una gran parte del pueblo catalán no ansíe la independencia, quererla la quieren muchos, lo que pasa es que hay bastantes de esos muchos que piensan que ese camino se debe hacer sin el guía Mas. Pero no hablemos de muchos o bastantes, las urnas han hablado, y ya podemos poner  cifras encima de la mesa. Sumando el voto de las formaciones inequívocamente  separatistas, esto es, CiU, ERC, CUP, SI y SiR, obtenemos 1.781.792 papeletas potencialmente favorables al SÍ en un hipotético referéndum para la independencia; lo que supone un peso más que notable dentro de la sociedad catalana: 33,9% del censo; 48,7% de votantes.

Todo son especulaciones, porque lo que ayer se votaba eran elecciones al Parlament, no plebiscitarias. Pero este tipo de especulaciones son las que Mas pretendía usar para llevar a cabo su plan. Es obvio que existe un enorme riesgo de error cuando se extrapolan resultados de esta manera, pero siguiendo la lógica de Mas, el referéndum a favor de la independencia podría ser perfectamente ganado por los soberanistas (a faltar de definir las reglas del plebiscito en cuanto porcentajes a favor del SÍ, y porcentaje mínimo de participación). No obstante, el camino hacia la soberanía está ahora un poquito más lejos de lo que estaba, porque el revés electoral sufrido por CiU se asociará fuera de Catalunya a un fracaso del independentismo. Graso error, pero Mas ha querido que así sea, al autoproclamarse Mesías. Un líder siempre avanza, nunca retrocede. Menos 12 diputados es un buen retroceso. 

Y ahora ¿qué?. No sé lo que se volverá a sacar Mas de la chistera, pero el panorama que le espera no es muy halagüeño, y más le vale que se saque pronto un buen conejo blanco. Si no quiere perder el poco crédito que le queda, debería ser coherente, y gobernar exclusivamente con los votos de apoyo de ERC, lo cual será interesante de ver, porque no lo olvidemos CiU es de derechas y ERC es de izquierdas, como su nombre bien índica. Hasta la llegada del ansiado referéndum, si es que llega, la actual situación económica obligará a seguir tomando medidas de austeridad presupuestaria, que vendrán impuestas por Madrid y Bruselas. Mas lo tendrá crudo para convencer a los de ERC cuando tenga que aplicar medidas como el euro por receta. ERC debería valorar mucho sus últimos resultados, y no cometer los mismos fallos que cuando era parte del tripartito. Claro que a Mas siempre le queda la opción de volver a convocar elecciones en cualquier momento, mientras las gane puede hacerlo tantas veces como quiera. Repetirlas hasta la saciedad, hasta que el resultado sea el que mejor le convenga. Claro que entonces a lo mejor se queda sin votantes, ya que todos se han pasado a ERC. 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Bruselas no se pone de acuerdo con la PAC

El distanciamiento entre el sur y el norte de Europa se acentúa. La cumbre europea extraordinaria que debía decidir el presupuesto comunitario para los próximos siete años (2014-2020) se cerró ayer sin acuerdo. Para los contribuyentes netos, aquellos que aportan más que reciben, los presupuestos presentados por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, se tienen que recortar aún más. Para los países que reciben más que aportan, es el caso de España, los recortes ya son excesivos, y por lo tanto, no aceptables.

No obstante el fracaso, Rajoy se marchó de Bruselas diciendo que la posición de nuestro país “ha mejorado sensiblemente”. No entiendo dónde está la mejoría que Rajoy ve, ya que nos vamos como volvimos, es decir, sin nada acordado. Las perspectivas días antes de la cumbre eran malas: pérdida de 2.857 millones anuales en ayudas regionales y agrícolas; pero de haberse alcanzado el acuerdo, la propuesta de último momento de Van Rompuy hubiera salvado algunos muebles. Esta última propuesta de compromiso incluía mejoras para España, Italia y Francia a costa de sacrificar los fondos para I+D e infraestructuras. Para la próxima reunión, en enero o febrero del año que viene, las condiciones presumiblemente serán peores, sin trato de favor para países como España, Italia o Francia. Eso es lo que exigen los socios del norte: Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Holanda, Finlandia y Dinamarca. Con todo, Rajoy se va contento, mejor para él.

Los que no están nada contentos son los agricultores y ganaderos que con el recorte en las ayudas en la

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una de programas (catalanes)

Reconozco que voy a fracasar. Me había impuesto como objetivo leer antes del 25N al menos los programas electorales de las tres formaciones más votadas en las pasadas elecciones catalanas, pero no lo voy a conseguir. Las casi 50 páginas ya leídas del programa de CiU se me han indigestado, y no tengo coraje para seguir con las 100 restantes. Lo intenté también con el del PSC. A su favor cuenta que es más corto, "sólo" 114 páginas; pero con pinta de ser tan rematadamente aburridas como las de los convergentes. Tras un par de ojeadas y un poco de lectura en diagonal, creo que voy a pasar también de los socialistas. Para sorpresa mía, al final el único que tiene posibilidades de ser digerido es el del PP Catalán, que con sus 100 puntos en escasas 20 páginas, parece al menos comestible por cantidad de páginas, no sé por contenido.

Puestos a reconocer, nunca hasta ahora me había dado por leer programa electoral alguno, salvo el programa del italiano movimiento 5 Stelle , que yo mismo traduje para este blog. Yo creía que los programas eran de ese estilo, esto es, cortos, concisos y con propuestas concretas. Vivía en un error, en Catalunya al menos parece ser que los programas electorales, salvo el mencionado caso del PP tienden a ser excesivamente largos (ICV-EUiA, 212 páginas, ERC, 182 páginas, SI, 54 páginas, Ciutadans, 31 páginas). Es como si el tamaño importase. y sí que importa, pero en este caso es al revés, cuanto más grande más repele.

Como no los he leído (salvo una tercera parte del de CiU) no puedo opinar apenas nada sobre la falta de concreción de las propuestas. Aún así, la informática me permite dar algún que otro dato objetivo, que resumo en la siguiente tabla:

Veces que se nombra la palabra:












impulsaremos potenciaremos fomentaremos crearemos elaboraremos







CiU 135 72 32 43 22

44,4% 23,7% 10,5% 14,1% 7,2%
PSC 32 8 2 12 5

54,2% 13,6% 3,4% 20,3% 8,5%
PP 12 8 1 3 12

33,3% 22,2% 2,8% 8,3% 33,3%
ICV 167 79 36 68 18

45,4% 21,5% 9,8% 18,5% 4,9%
ERC 25 10 8 10 7

41,7% 16,7% 13,3% 16,7% 11,7%
SI 8 10 7 20 6

15,7% 19,6% 13,7% 39,2% 11,8%
C's 26 23 32 5 4

28,9% 25,6% 35,6% 5,6% 4,4%







Yo no sé ustedes, pero en mi trabajo está mal valorado el impulsar, el potenciar y el fomentar. No sé por qué extraña razón siempre ponen mala cara cuando se pronuncian, prefiriendo que las tareas sean creadas o elaboradas. Es como si la realización de los trabajos importase más que las buenas intenciones. En la política catalana, y por extensión, al menos de momento, en la española, parece que es lo contrario, a tenor de la frecuencia con que se nombran unos y otros verbos. Bueno, ya se sabe que una cosa es el mundo empresarial y otra el mundo político.

Como hoy estoy de confesiones, haré una tercera y última: no me he leído los programas porque en realidad no me interesan una m..,bueno mejor dicho me interesan poco. Hace tiempo que tome una decisión, no ir a votar mientras no haya al menos una formación que me devuelva lo que estos, los actuales, políticos me robaron: la fe. Mi divorcio es fruto de muchos desengaños, muchas falsedades, mucha caradura y mucha falta de honestidad. Para volver a creer no basta con ir rotando las caras tras un fracaso en las urnas, no hay que escribir programas interminables, llenos de palabras huecas, cuyo contenido nada importa, porque, primero, nadie se los lee, segundo, porque se cumpla o no el programa, nunca hay depuración de responsabilidades, nunca pasa nada. Para que yo vuelva a creer, no hay que gastarse dinero alguno mandándome las papeletas a casa, no hay que hacer grandes campañas, ni meetings pomposos, ni debates en televisión  Es mucho más fácil, que todo eso, basta con que alguno de ellos, al menos uno, inspire la suficiente confianza como para poder decir: he ahí un grupo de ciudadanos honrados que se presentan como candidatos. Y eso sólo se consigue poco a poco, día a día, no enseñando la cara amable exclusivamente unas pocas semanas antes de las votaciones.


El día que eso pase tendré un problema, y es que entonces ya no tendré excusa para no leerme un programa electoral. Al menos espero que el partido que lo elabore sea lo suficientemente sensato como para hacerlo apto para ciudadanos, es decir, corto, conciso y lleno de propuestas concretas, no de vaguedades que fácil se las lleva el viento.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Carrera de relevos

El decreto contra los desahucios aprobado el jueves por el Gobierno no supone el fin de la anteposición de  los intereses bancarios sobre los de los ciudadanos. El mandato constitucional del artículo 47, que dice que "todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada", se sigue manteniendo en un discreto segundo plano, lo que resulta del todo intolerable, por antidemocrático y anticonstitucional. Para más inri, esta vez el Gobierno no ha estado solo, el decreto-parche ha sido elaborado con la connivencia manifiesta del principal partido de la oposición. A pesar de la gravedad de esta evidencia, si mañana hubiese elecciones generales, y a tenor de los últimos barómetros, PP y PSOE se repartiría entre un 54,7% ( Metroscopia) y un 64,5% (CIS) de los votos. 

¿Cómo lo hacen, cómo consiguen ese apoyo ciudadano cuando su espíritu de gobierno es tan claramente anticiudadano? No hay tantos banqueros, ni ricos, ni enchufados en este país como para justificar estos porcentajes. Al PP y al PSOE le votan, por lo tanto, los pobres y la clase media, es decir una ingente parte de aquellos a los que no representan, y de los que se mofan y se ríen siempre que hay ocasión (La exministra Trujillo: “El que tenga deudas, que las pague”). En términos absolutos, y admitiendo un porcentaje de abstención parecido al de las últimas elecciones, estamos hablando de cerca de unos 15 millones de ciudadanos que avalan con su papeleta esta curiosa forma de entender la democracia. Ignoro su razones, y la verdad es que tampoco me interesan, son un caso perdido, y no se puede contar con ellos para resolver el problema. 

En la curva del anterior post, "Sociología política de estar por casa", la suma de los ciudadanos que opinan que la situación política actual es muy mala, regular o buena suma aproximadamente un 60% de los españoles con derecho a voto. Es obvio que los que opinan que la situación actual es buena o regular son la cantera del PP, los únicos que por simpatía a los colores pueden opinar subjetivamente que vivimos buenos o regulares tiempos para la política. La suma de éstos da cerca de un 19% de ciudadanos, valor coherente con la última encuesta CIS, que otorgaba 16,1 puntos en intención de voto al PP. Por otro lado, aquellos que votarían al PSOE deben formar parte de los que opinan que la situación ahora es muy mala. Vimos que los que así piensan son un 40% de los españoles con derecho a voto. Pero al PSOE no le va a votar un 40%, por los sondeos, a duras penas llegaría a la mitad de ese porcentaje, es decir, un 20%. El otro 20% restante son los votos que  quedan a repartir como migajas entre el resto de formaciones que no son PP ni PSOE, es decir, IU, UPyD, CiU, Amaiur, PNV, etc.

Con absoluta licencia para especular, si toda esta información se pasa al gráfico de la situación política, ésta se puede convertir en una curva indirecta de intención de voto, que tendría una forma parecida a la siguiente:
Este nuevo gráfico evidencia que el PP cae mes a mes en intención de voto, presa de sus errores y el malestar ciudadano que está provocando con su forma de gobernar. Aun así, los votos que pierden no se van al PSOE, que cada vez se va diluyendo como un azucarillo, sino que sirven para dar más oportunidades a los pequeños partidos, que recogerían mucho mejores resultados que 2.011. 

Con este panorama, la opción más elegida pasaría a ser la abstención, camino de alcanzar valores cercanos al 40%. No obstante, como en nuestro sistema el que no vota no cuenta, el PP tiene por el momento asegurado seguir en la poltrona. Vamos a admitir que la situación general sigue igual de  mal hasta el 2.015, lo más probable es que la curva azul del PP caiga a valores más bajos, es posible que a valores que le impidan volver a formar Gobierno, el cual pasaría a ser otra vez del PSOE, que casi sin  duda tendría que buscar ayudas en alguna o algunas de las formaciones restantes de la curva roja. ¿Supone eso alguna esperanza de regeneración democrática, se salvaría así el estado del bienestar amenazado de muerte por el PP? La respuesta es un rotundo no, no mientras la dirección del PSOE siga aceptando como casi buenos decretos como el de los desahucios, no mientras sean dirigidos por los de siempre.

¿Estamos perdidos entonces, no hay salvación posible? Seguramente así es, ya que la única posibilidad viene dada por un cambio de actitud de los ciudadanos de la curva amarilla. Ésos que pasan de apoyar a nadie, porque saben que son el mismo perro con distinto collar. Mientras la curva de la abstención siga estable, calmada, pasota, nada cambiará. Claro que para votar algo distinto a lo que hay, primero ese algo debe existir. La pregunta es: ¿a qué esperan, a qué esperamos, para crearlo? El no haberlo hecho, fue a mi entender el fallo imperdonable del 15M y del movimiento indignado. Luchar exclusivamente en la cancha de las calles y no hacerlo también en la de las urnas, nos condena a todos a seguir dependiendo eternamente de los mismos, ésos que cada cuatro u ocho años se van pasando el testigo de esta absurda carrera de relevos. No queda mucho tiempo para reaccionar, el tiempo se acaba antes de que el daño sea irreversible.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Sociología política de estar por casa

Con el único fin de encontrar respuestas por mí mismo a una pregunta, que de momento no desvelaré, y aprovechando que para escribir mi último post he estado chafardeando por la página del CIS; he creído interesante visualizar gráficamente la serie "Valoración de la situación política actual" del Barómetro. Los datos disponibles son mensuales desde 1.996 (excepto agosto, que el CIS se va de vacaciones). La información es por lo tanto bastante extensa, pero yo he pensado que para lo que busco me bastaría con representar sólo los datos del 2.011 y los meses trascurridos del presente 2.012. El resultado es la gráfica que de inmediato muestro.
A continuación algunas reflexiones, fruto de su observación, de la intuición, y algo, muy poco, de análisis:
  1. Entre un 40 y un 35% de los ciudadanos creen que la situación política es mala. El cambio de Gobierno del PSOE al PP ha tenido poco efecto sobre esta parte de la población: tras una reducción inicial de unos 5 puntos, la tendencia desde junio está siendo volver a los mimos niveles de la época Zapatero. De una forma intuitiva se podría pensar que este grupo se caracteriza por la desilusión, la desmotivación y la apatía política. Seguramente gran parte de los más de 11 millones (31%) de ciudadanos que no fueron a votar el 20-N forman parte del grupo.
  2. Por increíble que parezca, tanto con el anterior Gobierno, como con el actual, ha habido y hay gente que opina que la situación política es buena. Yo no conozco a nadie que opine así, pero si el CIS lo dice, será que existen. El primer mes del PP en la Moncloa  disparó el tamaño del grupo hasta un notable 7,8%. Sólo fue un espejismo, desde entonces caída libre hasta llegar a niveles de   Zapatero (2,3%). Su tamaño es tan bajo, que no merece la pena dedicarle mucho más tiempo.  
  3. Llegamos a la parte interesante: el grupo de los "muy mal" y "regular". Lo primero que llama la atención es el comportamiento casi simétrico que siguen sus respectivas curvas, dando a entender que hay un vasto grupo de ciudadanos (alrededor del 55%) que alternan el negativismo más absoluto con la aceptación resignada. Una bipolaridad que nos hace pensar que son ciudadanos que se resisten a tirar la toalla, creen, o quieren creer en el actual sistema, pero no parece que confíen mucho en los actuales políticos. Por eso la celebración de nuevas elecciones y el cambio de Gobierno, se tradujo en un descenso brusco de la curva del "muy mal". Era la ilusión y la esperanza del cambio, que experimentó casi un 15% de los españoles. Por desgracia para Rajoy y los suyos, esa ilusión se ha evaporado en tan sólo 6 meses de gobierno (todo un récord), y no se ha detenido ahí. Hoy en día ya hay un 40% de ciudadanos que piensan que la situación es muy mala. Y la curva parce que no tenga intención de pararse ahí.
Ha llegado el momento de desvelar mi pregunta, y que no es otra que la siguiente: ¿cómo un Gobierno como el actual, que está desmontando a golpe de hacha todo lo que tanto tiempo y esfuerzo costó edificar, continuaría siendo la fuerza más votada si mañana hubiera elecciones generales (ver post anterior)? Sé que la clave de la respuesta está en la curva que acabamos de ver. Mi intuición me dice que estoy muy cerca de entenderlo, pero se hace tarde y necesito tener la cabeza fresca para continuar. Además desde hace una hora yo debería estar de huelga (aunque, ¿hacen huelga los blogueros?), no vaya a ser que venga un piquete y se cargue lo que su tiempo me llevó escribir.

domingo, 11 de noviembre de 2012

CIS, estimación o manipulación

Sólo un 16,1% de los encuestados por el CIS en octubre votaría al PP de haber elecciones mañana. Sin embargo, el dato que hemos leído esta semana en los medios es el siguiente: el PP ganaría con un 35,9% de los votos. El PSOE se mantiene como la segunda formación más votada, con un 28,6% de los votos, lejos por lo tanto de alcanzar a su rival directo. Lo realmente curioso es que el número de encuestados que votaría a los socialistas supera en 1,5 puntos a los que votarían a los populares. ¿Cómo se explica entonces que el CIS dé como ganador holgado al PP? ¿Se trata de un error? ¿Qué clase de trampa han usado para llegar a esas conclusiones?
En principio no hay trampas ni errores, lo que sí hay es un modelo de estimación que se aplica a los datos directos obtenidos por la encuesta. El propio CIS nos lo explica en su página Web:

Las series electorales se obtienen de la siguiente pregunta de los barómetros del primer mes de cada trimestre:
  • Suponiendo que mañana se celebrasen elecciones generales, es decir, al Parlamento Español, ¿a qué partido votaría Ud.?
El primer indicador se conoce como Intención de Voto, y no es más que la serie de los porcentajes de respuesta para cada partido político. Esta serie en sí misma constituye un indicador que no precisa de ninguna elaboración.

Sin embargo, las respuestas a esta pregunta no constituyen una buena previsión si lo que se pretende es acercarse a los resultados de unas elecciones próximas, ya que son muy altos los porcentajes de respuesta para las opciones 'No sabe' y 'No contesta'. Para predecir mejor los resultados electorales, el CIS construye a partir de la Intención de Voto lo que se conoce como Estimación de Voto, que no es más que aplicar a la Intención de Voto un modelo de corrección basado en otras variables de la encuesta, la experiencia pasada, informaciones de tipo cualitativo, etc. Por este motivo, la Estimación de Voto no es un indicador comparable al resto de los que se presentan, en la medida en que su método de cálculo nunca se ha hecho público y ha cambiado con los distintos equipos de dirección del CIS. Podría considerarse que no constituye una auténtica serie temporal, pero, por su interés, se presenta entre los indicadores electorales.

Dicho de forma sencilla, el CIS cocina los datos obtenidos directamente de sus encuestados (alrededor de 2.500) y en base a ellos intenta predecir los resultados de las próximas elecciones. Surgen al momento muchas preguntas (al menos a mí me han surgido): ¿resulta fiable el CIS en sus predicciones? ¿por qué el método de cálculo nunca se ha hecho público? ¿se cambia de método con cada cambio de Gobierno? ¿por qué se publican en las cabeceras de los medios la Estimación de Voto, en vez de la Intención de Voto?

Para dar respuesta a algunas de estas preguntas lo mejor es analizar el Barómetro de julio de 2.011, ya que este fue el último mes antes de la elecciones del 20-N, en el que se publicaron datos de series electorales con Estimación de Voto. Los resultados están reflejados en la siguiente tabla:







Julio 2.011





Voto directo en Estimación de Elecciones


la encuesta CIS voto CIS 20-N


(en %) (en % sobre voto 2011



válido)


PSOE 25,9 36 28,76

PP 29,3 43,1 44,63

IU 3,7 5,1 6,92

CiU 1,9 3,1 4,17

PNV 1,1 1 1,33

UPyD 2,5 3 4,7

ERC 0,7 1,1 1,05

BNG 0,2 0,5 0,75

CC 0,2 0,5 0,59

Na-Bai 0,2 0,2


UPN 0,1 0,1


OTROS 2,8 4,3 5,73

Votos blancos 4,1 2,1 1,37

Abstención 10,6
31,06

No sabe 13,2



No contesta 3,5








Es fácil ver que salvo el caso del entonces partido en el Gobierno, las estimaciones del CIS fueron bastante acertadas. Siendo mal pensado, parece como si el CIS hubiera sido muy generoso con el PSOE, habiéndolo otorgado más votos de los que realmente le correspondían. Resulta difícil no ser mal pensado cuando el método de estimación es secreto, cuando una de las primeras cosas que hizo el actual Gobierno del PP fue cambiar al responsable del CIS mediante Real Decreto en Consejo de Ministros de enero de 2.012, y cuando a pesar de haber caído casi un 50% en intención directa de voto, el PP sólo perdería 8,7 puntos según el último Barómetro. Es como si habiendo cambiado de Gobierno, las tornas se hubiesen girado también en la Estimación de Voto.

Para no ser tan mal pensado, lo mejor sería que el método de estimación fuera público e invariable en el tiempo, amén de que el responsable del Centro de Investigaciones Sociológicas no debería ser nombrado a dedo por el Gobierno de turno. Mientras eso no pase, creo que los medios deberían reflejar en sus titulares los resultados de la encuesta de Intención de Voto, en vez de los de Estimación. Lo contrario, los hace cómplices de una posible, digo posible, manipulación informativa.