domingo, 27 de enero de 2013

Foto de familia en Santiago de Chile

Rajoy busca su sitio para la foto de familia.
 Cumbre América Latina y Caribe-Unión Europea, Chile. Reuters
Dice el tópico que una imagen vale más que mil palabras. A veces esa expresión se queda corta. Viendo la foto del fotógrafo de Reuters, sólo cabe añadir un comentario de dos palabras: im presionante, o si lo prefieren, sin comentarios.

¡Pobre Mariano, qué vergüenza ha debido pasar siendo el último en llegar y constatando que nadie le ha guardado un sitio en el centro! Más que enojado, parece triste, ausente, caminando solitario en búsqueda de su lugar en el mundo. Lo hace ante la atenta mirada de todos y todas. Las damas brasileña y alemana sonríen, la argentina en postura karateka se tapa la cara, ¿será por lo de Repsol? Ignoro de que sonríe Dilma Rouseff, pero me puedo imaginar lo que piensa la Merkel: "ya te voy a dar yo medidas expansivas, [adjetivo]" El adjetivo lo dejo a su gusto. Sugerencias: idiota, mequetrefe, atontado, inútil, ridículo, ...

La relación con Angela es cada vez peor. Mariano y sus ministros se esfuerzan, como alumnos pelotas que son, en tener siempre hechos los deberes, pero no consiguen despertar el cariño de la profesora. Lo que ignoran es que en el fondo, muy en el fondo, algo de afecto sí que existe. Y es que a los germanos le cuesta expresar sus sentimientos. A veces parecen crueles en sus mandatos y recomendaciones, pero lo hacen por el bien de los alumnos. ¡Qué tontería es esa, Mariano, de que Alemania promueva con medidas expansivas la economía europea! La vaca europea no da para más. Marianito, lo que tienes que hacer es preocuparte de arreglar los problemas por ti mismo. ¿Por qué no miras hacia América, donde hablan tu mismo idioma, y aprovechando que allí crecen, vas y les vendes algo de tus productos? ¡Ay, Mariano, Mariano! Cuando te tenga enseñado, te irás.

Cuando nuestro presidente de la triste figura se recupere del desaire, por ejemplo en el vuelo de vuelta, igual es capaz de valorar positivamente las enseñanzas de la maestra. Por el bien de todos, así lo deseamos.

sábado, 26 de enero de 2013

Previsiones de paro hasta el 2015

Desde ayer sabemos que 2012 pasará a la Historia como el año en que se destruyeron 850 mil empleos netos. En este blog se muestra permanentemente un gráfico de la previsión de empleo desde el 2012 hasta el 2015, o lo que es lo mismo, el ciclo correspondiente a la legislatura de Mariano Rajoy. Con el dato del INE del cuarto trimestre del 2012 ya publicado, corresponde actualizar las previsiones, y de paso, sacar algunas conclusiones. El resultado se muestra a continuación:
Conclusiones:

1-) El modelo basado en una aplicación de la Ley de Okun ha pecado de optimista. Para el peor de los escenarios, el basado en una caída del 1,7% del PIB (pronóstico del FMI), el desempleo tendría que haber caído "sólo" hasta la cifra de 787 mil desocupados. La realidad es que finalmente ha habido 63 mil más que en esa previsión. 
2-) El error del modelo sería mayor si se considera como bueno el dato anunciado recientemente por el Banco de España, según el cual la economía española retrocedió realmente en el 2012 un 1,3%. Con esa caída el modelo arrojaría un aumento del desempleo de 687 mil trabajadores, es decir, 163 mil menos que la triste realidad. En valores relativos el error sería del 19,17%. No obstante, habrá que esperar hasta el 28 de febrero, fecha en la que el INE confirmará el dato oficial del PIB del 2.012, para poder juzgar definitivamente la bondad del modelo.
3-) A pesar de lo abultado del error de estimación, vamos a darle otra oportunidad al modelo en el 2013. Para lo cual incorporando los datos del 2012 al histórico, hemos procedido a recalcular las previsiones de los próximos tres años. También hemos actualizado las previsiones de crecimiento económico con los últimos valores del Gobierno y FMI.
4-) El resultado sigue siendo muy pesimista para lo que queda de legislatura. En ningún caso, parece probable que en este país se vaya a crear empleo neto hasta al menos el 2.015. Y aún así, la recuperación será muy débil, 107 mil empleos ese año, en el mejor de los escenarios.
5-) El panorama para el año en curso es tan malo como el recién acabado. Sólo en caso de que se cumpla la optimista previsión del Gobierno, y la economía caiga solamente 5 décimas, podremos hablar del comienzo de un cambio de tendencia. Aún así, en este escenario, en España habrá cerca de medio millón de parados más cuando acabe el año.

Las preguntas obligadas ante estas previsiones son: ¿hasta cuánto podrá nuestra sociedad soportar estas cifras? ¿Cuántos hogares con todos sus miembros activos en paro se llegarán a contabilizar el día que Rajoy marche de la Moncloa? ¿Qué daños irreversibles se llegarán a producir en nuestra sociedad, fruto de esta cruda situación? 

Las dudas por el futuro a medio plazo aún son más preocupantes: ¿qué pasará si el crecimiento económico más allá del 2015 es tan débil, que la recuperación del empleo sea insuficiente para devolver la tasa del paro a valores mínimamente aceptables? ¿podrá este país aguantar así muchos años más, con una población cada vez más vieja, y un desempleo juvenil de escándalo?

No creo que la política del recorte vaya en la dirección correcta. Ni para el empleo ni para otras cosas se  intuye adecuada. ¿Hasta cuándo durará esta pesadilla? Me gustaría decir que no por mucho tiempo, pero lamentablemente las previsiones siguen siendo muy pesimistas, y eso que el modelo ha pecado de lo contrario.

lunes, 21 de enero de 2013

España, tierra de corruptos

Que sea precisamente ahora cuando el problema de la corrupción, según el último CIS, sea percibido por los españoles en un orden de magnitud nunca visto desde que Felipe González daba sus últimos coletazos como presidente del Gobierno, dice muy poco de nosotros, no de los políticos. No creo que en los últimos 17 años la corrupción haya variado ostensiblemente mucho. El mangoneo y el pasteleo forma parte de nuestra cultura. Como si de un toro de Osborne se tratase, puede que haya habido épocas en las que haya sido más o menos visible, pero la seña de identidad siempre ha estado allí. Como la energía, la corrupción en España ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma.
Los Malaya, los Gürtel, los Nóos, los Dívar, los Campeón, los Pellerols y Millet, los Bárcenas, y un largo etcétera, sólo hacen que darme la razón. En la piel de toro, quién no roba es porque no puede, o porque es tonto, dice la sabiduría popular. ¿De qué nos escandalizamos entonces ahora? ¿Por qué ascender a la corrupción a la categoría de problema nacional, justo por debajo del paro, la economía y la clase política? La respuesta es sencilla, lo hacemos por indignación. Nos revienta constatar que aquellos que nos deberían sacar de la crisis, no sólo no lo hacen, sino que además han contribuido a acrecentarla a base de tanto sobre oculto, y tanta contabilidad B.

En verdad no nos faltan razones. El problema es haber tenido que esperar a que nos vayan mal dadas para darnos cuenta de la gravedad de la situación. Mientras hubo abundancia, a pocos les pareció un problema que nuestros dirigentes malversaran algo de dinero público, ahora que hay escasez y penurias nos escandalizamos. Somos así de simples. Francisco Camps ganó no hace mucho unas elecciones por goleada, a pesar de sus trajes. Los políticos, que de tontos no tienen un pelo, se quedan con estas cosas, por eso es difícil que algo vaya a cambiar en el futuro. Nuestra volatilidad e inconstancia en nuestras preocupaciones nos hace débiles, y presa fácil de los que sin ningún tipo de escrúpulos son capaces de quitarte el pan de la boca, para comérselo ellos, aunque estén llenos a reventar.

El día que salgamos de la crisis seguirá habiendo corrupción. Si entonces nos seguimos preocupando por ella de la misma manera que ahora, es posible que algo pueda cambiar, de lo contrario, como el toro de nuestra geografía, seguirá perdurando para siempre jamás. Es lo que tiene las costumbres, que se resisten a desaparecer.

domingo, 13 de enero de 2013

La prima, Portugal, el FMI y la vena irónica

Ha comenzado el 2013 muy bien para la economía española. Muy bien, porque en mucho tiempo por fin hay unas pocas noticias positivas, no por otra cosa. El capital externo parece que ha recuperado la confianza en España, y de ello se beneficia el Estado y nuestros bancos y empresas, que consiguen colocar sus emisiones de deuda sin problemas. Hay que remontarse al 19 de marzo, día del padre, del pasado año para encontrar un valor más bajo de la prima de riesgo obtenida el viernes (331puntos). Por aquellas fechas, Bankia aún no había explotado, y aunque todo el mundo sabía que tenía una agujero, y de los gordos, aún se confiaba en encontrar una solución disimulada para la entidad dirigida por Rodrigo Rato.

Han hecho falta 298 días para volver al mismo sitio. Durante todo ese tiempo, un sinfín de medidas gubernamentales, a cuál más antisocial, y unas tensiones norte-sur en la vieja Europa, que a punto estuvieron de mandar a hacer puñetas al euro. Ah, y un rescate bancario de 100 mil millones de euros., del que de momento sólo se ha hecho efectivo el primer tramo, 39,5 mil millones. Pero con un poco de suerte, todo eso puede ser ya historia: los inversores han vuelto. Ahora sólo hace falta que la inyección de liquidez comience a correr por las venas de nuestra economía, devolviéndola a la vida. Por desgracia, ese proceso será lento, por lo que durante algunos meses seguirán lloviendo malas noticias en relación al paro, al consumo, al PIB y algún que otro indicador macroeconómico. Todo eso, si no hay ninguna otra causa externa que lo estropee todo, como por ejemplo, la solución al problema del techo de gasto de los Estados Unidos.

Peor hay que ser optimistas, ¡qué caray!, que llevamos muchos meses, años, tristes. Al fin y al cabo, si los inversores vuelven a confiar en nosotros por algo será. Peor lo tienen en Portugal, que con una prima de riesgo descendiendo, pero aún por encima de los 460 puntos, tiene que escuchar como el FMI, haciendo oídos sordos al informe de su propio economista jefe, Olivier Blanchard, "recomienda" recortar 4.000 millones más, o lo que es lo mismo, despedir al 20% de funcionarios y bajarles el sueldo a los que se queden. En el FMI piensan también que hay margen para aumentar las matrículas de acceso a las universidades públicas y el copago sanitario. El primer ministro luso, Pedro Passos Coelho,  intenta desmarcarse de esas ideas, argumentando que no son la "Biblia", ni el "punto de partida" para el Gobierno. Seguro que en su cabeza pesa la reacción del pueblo portugués a los últimos recortes presupuestarios para el 2.013. El ministro de Asuntos Exteriores, Paulo Portas, también lo tiene claro, ya que ha declarado que existen "en la sociedad portuguesa ciertos síntomas de tristeza y desaliento", y que hay que "revertir". Los que no lo tienen tan claro son los del Banco de Portugal, que dan seis décimas más de regresión al PIB pronosticado por el Gobierno, por lo que según ellos Portugal sufrirá una caída del 1,6% del PIB para el 2.013
Christine Lagarde, directora del FMI
Lo siento por nuestros vecinos peninsulares, pero aquí las cosas ya no nos van tan mal. El FMI ya no se mete con nosotros, y nuestra economía sólo retrocederá un 0,5% según nuestro Gobierno ("un poco más" según el propio FMI, 1,3%; 1,6% según FUNCAS). Rajoy tardó un poco en reaccionar, pero lo está haciendo bien, y a diferencia de la portuguesa, en la sociedad española no se detectan ya síntomas de tristeza y desaliento. Estamos saliendo de la crisis, y eso se nota en la calle, ...

Lo prometo, quería ser optimista cuando empece a escribir esta entrada, pero no sé porqué siempre acaba saliendo la vena irónica que llevo dentro, ¿será por Portugal, por el FMI, por Rajoy o por todo ello junto?

domingo, 6 de enero de 2013

Blanchard se equivoca en un coeficiente

Desde el jueves día 3 está disponible en la web del FMI un informe titulado "Growth Forecast Errors and Fiscal Multipliers" ("Errores de pronóstico de crecimiento y multiplicadores fiscales"). Los autores son Olivier Blanchard y Daniel Leigh. El documento ha sido autorizado por el economista jefe del FMI, que desde el 1 de septiembre del 2008 no es otro que el mismo Olivier Blanchard.

Como en el propio resumen del informe se indica, en él se investiga la relación entre los errores de pronóstico de crecimiento y la consolidación fiscal planificada durante la crisis (años 2009 a 2012). Los autores han encontrado que, en las economías avanzadas, la consolidación fiscal planificada más estricta ha sido asociada con un crecimiento menor de lo esperado, de lo cual se interpreta que los multiplicadores fiscales eran sustancialmente más altos que los asumidos en las predicciones.
Olivier Blanchard
Vamos, que el FMI se pasó tres pueblos "recomendando" a griegos, españoles, portugueses, y otros periféricos  que se apretasen tanto el cinturón. Que la tijera, en contra de lo que esperaban, ha traído más recesión de lo previsto.  Pero siendo un poco menos político, y un poquito más técnico, ¿qué es eso del multiplicador fiscal?

El concepto del multiplicador fue utilizado por primera vez por primera vez por el economista británico Richard Ferdinand Kahn en un artículo del 1931, sirviendo de inspiración a Keynes en su "Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero" para introducir el concepto de multiplicador de inversión. La idea del multiplicador es bastante sencilla, si se aumenta la inversión, la producción y el empleo crece, si la inversión baja, producción y empleo también caen, pero el crecimiento o descenso en el PIB es mayor que la cantidad invertida o dejada de invertir, debido al efecto multiplicador.

¿Por qué? Veámoslo con un ejemplo inspirado en un chiste que leí no hace mucho, y donde inversión ha sido sustituido por gasto, que también vale para el caso. Supongamos que un rico alemán llega a un solitario pueblo irlandés en un día de perros. El alemán se baja de su lujoso deportivo y entra en el único hotel que permanece abierto desde la crisis. El dueño del hotel piensa que aquel podía ser su día de suerte, así que se esfuerza por ser más amable que de costumbre. El alemán desearía pasar la noche en el hotel, pero antes tiene como costumbre visitar las habitaciones. El irlandés le informa que no hay problema, pero que es norma de la casa dejar 100€ en depósito mientras dure la visita. Ningún problema, dice el alemán entregándole un billete. El dueño del hotel corre hacia el colmado del pueblo para comprar algo de comida, por si el alemán finalmente se queda. Dado que en la caja sólo le quedan 40€, decide gastar sólo hasta esa cantidad, asegurándose así poder devolver la fianza al alemán. El dueño del colmado aprovecha el ingreso de la venta para a su vez correr a casa del banquero y poder pagar la deuda de 40€ que tenía con él, y que vencía justamente ese día. El banquero muy contento por el cobro de la deuda decide que es una ocasión formidable para sorprender a su mujer en el día de su aniversario de bodas, que es precisamente ese mismo día. El regalo será invitarla a pasar el aniversario en el hotel del pueblo.

Justo cuando el banquero y su esposa han pagado los 200€ de la suite y se dirigen a la misma, baja el alemán y desairado dice que no le ha gustado ninguna habitación. El dueño del hotel con una sonrisa de  oreja a oreja le responde:

- Como desee, señor. Aquí tiene sus 100€ y que tenga un buen día. Yo ya lo he tenido gracias a su visita.

El alemán se alejó a toda prisa del solitario pueblo irlandés, llevándose, sin él saberlo, la crisis.

Si el dueño del hotel fuese el Estado, su gasto de 40€ se vio recompensado con un ingreso de 200€. Nada de eso hubiera sido posible si el dinero no hubiera circulado por el pueblo. El efecto multiplicador  del consumo ayudó a que el dueño del hotel no tuviera que echar el cierre, salvando de paso la economía del pueblo, o del Estado si seguimos extrapolando.

Resulta sorprendente que el equipo de economistas del FMI haya cometido un error de cálculo de tal envergadura . Es muy extraño que un hombre con un currículo tan brillante como el del señor Blanchard (profesor de economía en las Universidad de Harvard y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), consultor del Sistema de Reserva Federal en Boston desde 1995 y del de Nueva York desde 2004) no haya sido capaz de darse cuenta que las conclusiones que se extraían de sus cálculos tenían un notable tufo a error de bulto. A no ser que fueran tantas las ganas de oler a tufo, que hasta los coeficientes se menospreciaron y la realidad se adaptó al modelo, en vez del modelo a la realidad.

Me encantaría poder discutir de éste tema con el señor Rajoy y el señor de Guindos. Saber su opinión sobre el informe de Blanchard. Saber si eso cambia algo su opinión sobre sus recetas anticrisis.  Lo he solicitado a los Reyes, pero no me lo han traído. Claro, ya se sabe, los Reyes sólo traen regalos a los que se portan bien.

viernes, 4 de enero de 2013

Del Plaza a Seúl


Hotel Plaza de Nueva York
La política monetaria restrictiva de Paul Volcker iniciada a finales del 1979, y que duró aproximadamente tres años, ayudó a que los Estados Unidos domasen la inflación, alejando así los fantasmas de la hiperinflación. Pero como en cualquier sistema complejo, y realmente la macroeconomía de un país lo es, un cambio brusco y significativo de una de sus variables es de esperar que tenga efectos sobre el resto. Y no siempre los efectos son los deseados, demostrando que un control total del sistema macroeconómico no es tan obvio como a algunos le parece. Esta ocasión no iba a ser una excepción, la política agresiva de la FED acabó afectando no sólo a la marcha de la economía americana, sino también a la mundial, para desgracia de muchos países.

Pero vayamos paso a paso, la primera consecuencia del elevado valor de los intereses bancarios (Figura 1), orientados desde la FED, fue acelerar la creciente cantidad de dólares en manos de inversores extranjeros hacia los bancos estadounidenses, deseosos de obtener una buena tajada de aquella coyuntura alcista (reciclaje de los petrodólares).
Figura 1
En diciembre de 1980 la tasa de interés preferencial  o "prime rate" alcanzó la cifra de 20,5%
A su vez, semejante flujo de dólares despertó un apetito goloso por la moneda americana en los mercados de divisas, provocando una apreciación del dólar que le llevó a casi duplicar su valor respecto a las principales monedas en el primer lustro de la década de los ochenta. Desde que Nixon se cargó la paridad dólar-oro, la divisa americana tenía absoluta libertad para flotar a merced de los mercados.
Figura 2
Paridad dólar-marco alemán (1978-1998)
Fuente: fxtop.com

Como consecuencia del alto valor del dólar, las empresas americanas comenzaron a tener cada vez más dificultades para competir con los productos importados en el mercado interno, y menos posibilidades de salir al exterior. Por ejemplo, en el sector del automóvil, los coches japoneses o alemanes se vendían como nunca, en detrimento de las marcas de Detroit. En una primera fase, esto ayudó a rebajar la inflación, ya que ante la caída de ventas, los empresarios americanos tuvieron mayor facilidad para conseguir moderaciones salariales, que antes no lograban, a la vez que forzados por la competencia no tuvieron otro remedio que bajar precios. Los trabajadores americanos sufrieron despidos masivos, y comenzaron a conocer las inflexibles reglas de la productividad, eufemismo utilizado para indicar más trabajo por menos dinero.  Los primeros años de la Administración Reagan no fueron buenos para el empleo, la tasa de desempleo que, era del 7,6% cuando llegó a la Casa Blanca, se elevó al 9,7% en 1982, y prácticamente se mantuvo en el siguiente año (9,6%).  Las ideas liberales de Reagan de bajar impuestos para fomentar el consumo familiar poco iban a servir a las empresas americanas mientras el dólar estuviera tan alto, en todo caso sólo servirían para incrementar el déficit público(1).

Un dólar tan alto comenzaba a ser un problema para la economía americana en 1984, año en el que se alcanza la cifra récord de 100 mil millones de déficit en su balanza comercial, es decir, el 2,5% de su PIB. Aunque el Gobierno endureció las leyes proteccionistas, la realidad era que no lograba atajar el problema de la balanza comercial. Las ideas liberales de dejar hacer a los mercados están muy bien, salvo cuando esas ideas se vuelven en contra tuyo. Y eso es lo que estaba pasando, no sólo con el problema de la balanza, sino con el irresoluto problema de la deuda de los países latinoamericanos, que desde que el 22 de agosto de 1982 , fecha en la que México anunció una moratoria de 90 días para el pago de la deuda externa, ponía en riesgo el hundimiento del sistema bancario estadounidense, aún fuertemente expuesto en la América Latina (2).

Es en este contexto donde debemos ubicar el encuentro que tuvo lugar el 22 de septiembre de 1985 entre los responsables económicos de las cinco principales economías mundiales de la época: EE.UU., Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia. La reunión se celebró en el Hotel Plaza de Nueva York, de ahí que lo que en él se decidió pasase a conocerse posteriormente como los Acuerdos del Plaza. Básicamente, el pacto consistía en conseguir entre todos hacer bajar la cotización del dólar lo más rápido posible. Para ello los Bancos Centrales deberían actuar coordinadamente con actuaciones masivas en el mercado de divisas. La FED por su parte aligeraría adicionalmente tensiones dándole una vuelta más de tuerca a la bajada de intereses. Los efectos no se hicieron esperar. Hasta 1988 el dólar no paró de descender en su cotización, especialmente respecto al yen y al marco alemán (ver Figura 2). Milton Friedman y los suyos finalmente habían perdido la batalla monetarista y eso que jugaban en casa.

Pero la tristeza en la casa de los neoliberales duró muy poco, ya que sólo quince días más tarde de la reunión del Plaza, el FMI y el Banco Mundial se reunían en Seúl, Corea. En el transcurso de este encuentro, el Secretario del Tesoro de los EE.UU,, James Baker, propuso “ayudar” a los países deudores del continente americano con 20 mil millones de dólares desde la banca privada estadounidense. A cambio los países receptores de la ayuda debían cumplir con un programa de medidas consistente en:

  • Eliminar las restricciones a la inversión extranjera, en especial la norteamericana
  • Adelgazar el aparato burocrático del Estado
  • Liberalizar el comercio exterior  

Ni que decir tiene que los débiles gobiernos de los países deudores tragaron con el plan, pero ni que decir tiene, también, que ni México, ni Argentina, ni Brasil, etc, consiguieron una mejora significativa en su catastrófica situación nacional. Resulta muy relevante que 27 años más tarde, la única recuperación económica palpable de la zona, sea la de Brasil, un país donde un Presidente suyo tuvo la osadía de pensar que "se acabó el tiempo en que [para salir de] una crisis como ésta la gente dependía del Fondo Monetario Internacional [FMI]" (Lula da Silva)



(1)Es durante el mandato de Reagan cuando la deuda norteamericana comienza su exponencial crecimiento, tal y como hoy conocemos. Iniciativa "Guerra de las Galaxias".
(2)"En los años 60 y 70 muchos países latinoamericanos, especialmente Brasil, Argentina y México, pidieron grandes sumas de dinero a acreedores internacionales con tal de llevar a cabo sus planes de industrialización, especialmente para programas de infraestructura. Estos países tenían economías crecientes en aquel tiempo por lo que los acreedores estaban contentos de seguir entregando préstamos. Entre 1975 y 1982, la deuda latinoamericana con los bancos comerciales aumentó a una tasa anual acumulativa de 20,4%. Esto llevó a que Latinoamérica cuadruplicara su deuda externa de 75 mil millones de dólares en 1975 a más de 315 mil millones de dólares en 1983, o el 50% del producto interno bruto (PIB) de la región. El servicio de deuda (pago de intereses y repagos de la deuda principal) creció aún más rápido, alcanzando 66 mil millones de dólares en 1982, frente a los 12 mil millones de dólares en 1975". Wikipedia.


miércoles, 2 de enero de 2013

Tras el abismo


Mientras escribo esta entrada, los representantes republicanos en la Cámara (The House), en boca de su líder Eric Cantor, se han pronunciado en contra del proyecto de ley aprobado de madrugada por el Senado, y que intenta a modo de parche esquivar mínimamente el abismo fiscal. Los republicanos, no obstante, se volverán a reunir a lo largo del día para discutir como siguen adelante. Todo se mantiene en el aire, pero de momento, sin ninguna ley aprobada que lo enmiende, el abismo fiscal ha llegado.

Releo un artículo del Washington Post de la madrugada del día 31, titulado "Cómo el Congreso ya ha fracasado con el abismo fiscal", y como sus autores, me pregunto de que forma el país más poderoso del planeta será capaz de resolver sus problemas de deuda en el futuro, si ante una situación de amenaza real e inmediata de recesión económica sus políticos son incapaces de ponerse de acuerdo, y llevan así año y medio. Me pregunto qué pasará en febrero, cuando el techo de deuda actual, 16,4 billones de dólares, sea presumiblemente alcanzado. ¿Volverán a elevarlo también in extremis con un acuerdo de desacuerdos? ¿Tendrá que mandar la Adminstración Obama a los funcionarios a casa, por no tener dinero con que pagarles? Aún siendo muy optimista, y suponiendo que el nuevo Congreso que se constituya oficialmente en base a las elecciones del 6 de noviembre (el actual se disuelve el día 3) haga un poco menos la vida imposible al Presidente Obama, la posibilidad de que la política americana encuentre una solución duradera a sus problemas de fondo económico es hoy por hoy muy baja. Sin esa solución a largo plazo, la pregunta es ¿cuánto tiempo puede un Estado sobrevivir a base de deuda, creciendo ésta de forma exponencial? ¿Hasta cuándo podrá la economía aguantar sin saltar por los aires?

Si yo fuera inversor, tendría muy presente estas preguntas, la mayoría sin respuestas claras, antes de cederle prestado un sólo dólar al Gobierno de los Estados Unidos. Veremos como reaccionan en los próximos días los mercados. Interesante será ver mañana su reacción, la cual sin duda estará muy condicionada por la decisión final que adopte en lo que resta de día la Cámara.

El nuevo año ha comenzado, y ojalá me equivoque, pero tengo la sensación de qué como el anterior se nos va a hacer muy largo, y eso que nuestro ministro de Economía se esfuerza en darnos ánimos, y nos promete que en España se creará empleo a partir del último trimestre. Hubiera estado bien que entre los propósitos del nuevo año, el Gobierno se hubiese autoimpuesto acompañar con datos y análisis las predicciones con las que de tanto en tanto nos sorprende algunos de sus miembros. Por desgracia, parece que esta año habrá más de lo mismo. Tampoco soy muy optimista con el resto de actitudes del Gobierno para el recién estrenado año nuevo.