Hacen falta muchos sacrificios para saciar a los voraces Mercados. El Dios fenicio Moloch sólo calma su hambre a base de bebés, esos que Gallardón quiere salvar aunque su destino sea el sufrimiento perpetuo. ¿ O será el propio Gallardón el que es ofrecido en sacrificio para desviar la atención ?
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