martes, 18 de septiembre de 2012

Siendo benévolos

Intentemos ser benévolos por una vez con el Gobierno, y aceptemos que si está haciendo grandes recortes sociales es porque no hay otro remedio, que todo ello va contra su voluntad inicial. Ahora bien, ¿ realmente no hay otro remedio ? Para muchos economistas, entre ellos un premio Nobel (Joseph Stiglitz) sí hay alternativas. Sin ir tan lejos, en el viejo continente también hay gente muy cualificada que apuntan en la misma dirección (Henri Sterdyniak, Vicenç Navarro, o Philippe Légé entre otros). Como estamos intentando ser benévolos no podemos pasar por alto que en oposición a estas voces se elevan otras, que sí dan la razón al Gobierno, como por ejemplo la del director del Instituto de Política Económica de la Universidad de Colonia, Jürgen Donges.

Pero entonces, ¿ quién tiene razón ? Yo no lo sé, no soy economista, ni adivino. Lo que sí tengo claro es que si los expertos en la materia no se ponen de acuerdo debe ser porque a lo mejor lo de la falta de alternativas no es tan obvio. Pero poco importa lo que yo opine, o lo que opine usted, o cualquier ciudadano de este país. Los que manda lo tienen claro: de esta crisis se sale recortando. Llegados a este punto conviene recordar que Rajoy está en el poder porque obtuvo cerca de once millones de votos a su favor en las últimas elecciones. Mucha gente le dio su confianza. Es cierto, aparentemente Rajoy se podría sentir legitimado entonces para seguir  con su política de austeridad hasta las últimas consecuencias. Aquí radica el problema, y es que eso no es así. Y no lo es en la medida que en su programa y campaña  no figuraba nada de lo que está haciendo. Hoy intentamos ser benévolos y aceptamos que no nos mintió, que ha sido la realidad la que le ha obligado a cambiar el rumbo. Es irrelevante, lo realmente importante es que a fecha de hoy no sabemos a ciencia cierta cuántos en este país, aparte del Gobierno, apoyan la política económica del control presupuestario por encima de todo. 

Dice la Constitución española en su artículo 92.

1. Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.
2. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados.

Creo que no hay nadie que dude que lo que está pasando es algo de especial trascendencia. Vamos, digo yo que desmontar el estado del bienestar para pasar al del malestar tiene su importancia. Pero entonces, ¿ por qué el Presidente del Gobierno no solicita un referéndum ?

1. Está convencido de lo que hace y lo puede hacer, ya que gobierna en mayoría absoluta.
2. Faltan tres años para las nuevas elecciones, por lo tanto pueden permitirse todavía el lujo de aplicar medidas altamente impopulares, con la esperanza de que, llegado el momento, un giro adecuado sirva para hacer olvidar lo sucedido.
3. La oposición y los sindicatos son débiles y decadentes, por mucho discurso bonito que pronuncien en los platós de TVE o en manifestaciones o huelgas generales, por ellos convocadas.
4. La respuesta ciudadana es todavía más débil, limitándose a las quejas en las redes sociales. El movimiento de los indignados se quedó estancado es sus discusiones internas, y a fuerza de no querer parecerse a nada de lo existente acabará diluyéndose como un azucarillo. Liderar querellas contra banqueros o luchar por la dación de pago está bien, pero  hace falta algo más de calado para hacer cambiar de opinión al Gobierno.

En algunos posts de este blog hemos visto lo que puede representar errar en política macroeconómica. Las consecuencias pueden ser muy serias: paro, pobreza, agitación social, incluso fin de la democracia e instauración de la dictadura. Estamos en un momento donde todo eso puede pasar. A los que deseamos que no suceda, nos gustaría que la elección del camino a seguir la tomásemos de común acuerdo entre todos, no sólo porque el señor Rajoy o su ministros piensen y digan que la vía que han elegido es la única posible. 

El sistema constitucional contempla esa posibilidad, vía referéndum, pero por desgracia concede ese derecho al mismo que decide el camino a seguir, por lo que se puede decir que los ciudadanos no nos queda otra que resignarnos y esperar a que pase el tiempo y se convoquen nuevas elecciones. Y, o muy equivocado estoy, o aquí sí que efectivamente no hay alternativa, o ¿ a alguien se le ocurre que haya algo mejor que hacer, que no sea esperar sentado a que acabe este mal sueño?

2 comentarios:

  1. La clave está en lo último que comentas; si el gobierno ha recortado tanto en derechos sociales y hace caer el peso de los ajustes en los más débiles, es porque no hemos sido capaces de movilizarnos con la suficiente convicción de que está en juego nuestro futuro y nuestra dignidad. No resulta fácil saber cómo podemos cambiar esto, pero espero que no sea demasiado tarde

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  2. Yo también pienso que hay otras alternativas , si nos paramos a pensar solo en las medidas necesarias para ahorrar y para tener ingresos está claro que las hay. Se puede recortar en otras partidas y en otros ministerios sin afectar a la educación y la sanidad , que es lo fundamental de nuestra sociedad del bienestar, que ya no lo es. Y se puede recaudar poniendo impuestos, yo no estaría tan en contra de subir impuestos si estos fuesen para al menos mantener los puestos de trabajo que hay,por que la reforma laboral que aprobaron al facilitar el despido el resultado que ha dado es el que podría esperar cualquier persona con dos dedos de frente: los empresarios se han aprovechado de la situación y se han dedicado a despedir a mansalva aún teniendo ganancias, y en el sector público no solo no se crea empleo sino que se destruye

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