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sábado, 29 de septiembre de 2012

Tú me exiges, yo te exijo

El euro no es el causante de la crisis, aunque ciertamente su introducción dio pie a que el blanqueo de pesetas fuera el origen de la burbuja inmobiliaria. El euro no tiene la culpa de que la corrupción generalizada y polifacética haya dilapidado ingentes cantidades de recursos en la última década; ni de que los políticos, banqueros y los propios ciudadanos se volviesen locos y tontos de remate creyendo que todo el monte era orégano, y seguiría siendo así para siempre jamás. El euro no tiene la culpa, pero es culpable. Culpable de que para su adopción tuviéramos que aceptar unas reglas que ahora nos están ahogando. Lo hemos citado varias veces, si no tuviéramos el euro, los efectos de la crisis bancaria provocada por el ladrillo difícilmente hubieran hecho enfermar de gravedad las finanzas estatales. Claro que con Gobiernos poco hábiles, por decirlo de alguna manera suave, todo es posible; pero en principio, tener libertad monetaria habría permito disponer de herramientas suficientes (devaluación, inyección)  como para que la gripe común no terminase en neumonía, como así ha sucedido.

A estas alturas bajarse del  tren del euro es poco más que una quimera. El solo hecho de pensar en ello produce pánico, y no están los tiempos como para meter más miedo en el sistema. Por eso, seguramente la salida de la moneda única supondría una recesión de la que tardaríamos aún más años en recuperarnos.  Pero no bajarse, tampoco parece muy buena idea. Empobrecerse lentamente a base de tijeretazos no es solución. La hipocresía del Gobiernos de hacernos creer que el año que viene será el comienzo de la recuperación, es sólo eso, una ilusión más, como aquello de los brotes verdes. Un engañabobos, para que el tiempo corra. Por favor, señores, miren a su alrededor, miren a Grecia, a Portugal, atiendan a las leyes de la macroeconomía, escuchen a Keynes, pero no se crean más mentiras.  Una economía sin consumo no es economía. No es nada, es el caos, la vuelta a la jungla. Hay que hacer algo, para reactivar ese consumo enfermo. No se puede ser tan ciego o inepto y no verlo. Pero ahí andamos, con unos Presupuestos Generales para el 2.013 que lo ignoran, y se centran en único objetivo: cumplir con el déficit pactado con Bruselas, haciendo así que el bucle vicioso de recortes, caída del PIB, incremento de la deuda, más recortes, se haga eternamente largo, buscando un punto de estabilización donde la mayoría de la población vivirá en condiciones de mera subsistencia.

Yo no quiero vivir en una sociedad así, aunque como todos aspire a ser uno de los pocos privilegiados que no tenga que mendigar o robar por el pan de cada día. Nadie debería aspirar a vivir en una sociedad así. Existir rodeado de pobreza no tiene ningún sentido desde un punto de vista moral. Incluso desde el  egoísmo y la inmoralidad tampoco lo tiene, ya que es sólo cuestión de tiempo que los pobres se desesperen entrando en la mansión para poner fin a las diferencias, cortando algún que otro cuello al paso. Solo cuestión de tiempo.

Debemos buscar una solución. No me corresponde a mi darla, no soy economista, y por lo tanto no tengo esa capacidad. Pero si sé lo que hay que hacer: buscar una alternativa a los recortes. Si yo fuera responsable de ciertas decisiones, buscaría la opinión de los expertos. Les exigiría buscar soluciones, los provocaría. ¿ Podemos volver a la peseta sin abandonar el euro ? ¿ Por qué esas risas ? ¿No podemos tener una moneda local devaluada que nos permita pagar pensiones y sueldos sin tener que endeudarnos más, y lo más importante, sin tener que recortar el gasto ? ¿ No mejoraría  eso además nuestras exportaciones ? ¿ Mantener el euro no haría que el turismo compensase parte de las pérdidas por la devaluación de la peseta ?, etc.

A lo mejor es una tontería lo de las dos monedas, pero si yo fuera responsable no aceptaría un no hasta que no me demostrasen que ese camino es peor que lo que tenemos. A base de exigir, seguro que encontraríamos una alternativa. Lo fácil es decir: No hay otro remedio, es la única opción. Eso es propio de vagos y conformistas. Que el Gobierno lo sea, no quiere decir que tengamos que serlo forzosamente nosotros. De hecho es precisamente lo que ellos nos exigen que seamos, más competitivos. Pues, bueno, a cambio de serlo, que lo sean ellos también, que sean los mejores de la zona, los más esforzados, los más inteligentes, los más valientes, en una palabra, los mejores. Y si no saben o no quieren, que vengan otros, que hay mucho paro como para no poder elegir.

lunes, 23 de julio de 2012

La cuerda tensa

Si tras aplicar el "hachazo" Rajoy  pensaba que se podía ir más o menos tranquilo de vacaciones, se equivocó. Las dos únicas fuentes "normales" de financiación han dejado claro una semana más tarde que no cuentan con España. Ni los mercados se han sentido atraídos por las medidas, ni el BCE va a cambiar de estrategia de no soltar un euro, a menos que se solicite la ayuda integral al Estado español, no sólo a la banca.

¿ Qué más se puede hacer ?, debe pensar Rajoy. ¿ Esperar que los mercados dejen de especular ? Arriesgado e iluso. Tal como pintan las cosas, casi nadie se va atrever a dejar su dinero en manos del Gobierno español. ¿ Seguir implorando a los socios del norte ? Puede hacerlo, pero no le va a servir de mucho, no habrá otra respuesta que no sea: si necesitas dinero, pídelo  en forma de rescate total; si no, no hay dinero.

¿ Más alternativas ? Sólo una  muy atrevida y arriesgada, solicitar la salida del euro. Si Mariano no solicita el rescate total porque defiende los intereses españoles y lucha por no perder la soberanía, y cree que bajo ningún concepto se puede renunciar a ella, el camino es ése, salir del euro. Si por el contrario es capaz de renunciar a parte de esa soberanía, debe pedir el rescate. Y más vale que lo haga más pronto que tarde, porque la experiencia en esta crisis demuestra que las cosas sólo van en un sentido, de mejor a peor.



Claudicar, y reconocer que se ha fracasado, que todo ha salido al revés de lo que se esperaba; o por el contrario, aventurarse a lo desconocido, rompiendo con todo, y salir del euro. "That is the question."

Conociendo a Rajoy, sé que decisión tomará. Acabará pidiendo el rescate total. Lo malo, es que por su orgullo, esperará hasta el último momento, y eso será más o menos en otoño. Hasta ese momento intentara establecer una estrategia de mensajes, pequeñas acciones, distracciones ( ¿ Gallardón y sus embarazos ? ), que él piensa que le permitirán sobrevivir a la bajada de pantalones que le espera.

Esto no es lo que debe hacer. La cuerda está demasiado tensa, muy cercana a ese punto en el que ya no se puede garantizar que un pequeño estirón acabará por ser el último. Hay que tomar una decisión ya, antes que cualquier factor imprevisto acabe por precipitarlo todo de forma irreversible. En base a sus expertos e informes, en este momento ya debe saber que es lo mejor para España. Hay que tragarse el orgullo y dejar de pensar en clave partidista. Hay que actuar atajando el problema de raíz, y no poniendo parches al ritmo del tambor de otros. Por desgracia, el hombre que ocupa la Moncloa no tiene el perfil necesario para que así sea. Nos tocará seguir sufriendo, y rezando para que la cuerda no se rompa.

Si aún tenemos oportunidad, la próxima vez, a ver si sabemos elegir mejor, porque esto se olía.