sábado, 29 de diciembre de 2012

El Abismo Fiscal


A finales de 1979 Ronald Reagan era sólo un candidato a la presidencia de los Estados Unidos, que hablaba de enmendar la Constitución para impedir déficits presupuestarios. Dos años más tarde, el Congreso aprobaba los primeros presupuestos de la era Reagan. La deuda de la primera potencia económica mundial era entonces de 909 mil millones de dólares, equivalentes a un 33% del PIB. Cuando Reagan abandonó la Casa Blanca (enero de 1989) la deuda ascendía a 2,9 billones de dólares, o lo que es lo mismo, un 51,9% del PIB. ¿Realmente quería el candidato Reagan establecer un control del déficit? Seguramente no, ni ninguno de los inquilinos de la Casa Blanca que le sucedieron, ya que desde entonces la deuda americana sólo ha hecho que crecer de forma exponencial (ver gráfico).


Datos hasta agosto 2011
Aunque los Padres Fundadores no establecieron ninguna regla de oro presupuestaria, como muy bien detectó Reagan, fueron lo suficientemente previsores como para conferir al Congreso el poder exclusivo de incurrir en deudas, negándoselo al Presidente (artículo 1 sección 8). De esta manera, cada vez que el Tesoro tenía previsto gastar más de lo ingresado debía caminar hacia el Congreso a pedir autorización. En 1917, en plena Guerra Mundial, "el Congreso crea la figura de "techo de deuda". Desde entonces el Tesoro puede tomar prestado la cantidad que requiera hasta un techo de gasto, una cantidad fija (salvo algunas excepciones contadas). Para cambiar esa cifra máxima de endeudamiento el Departamento del Tesoro tiene que pedir al Congreso un cambio de legislación y el Presidente tiene que ratificarla y convertirla en ley"[1].  Desde 1944, el techo ha sido revisado 103 veces, 36 desde Reagan.

La última vez que se elevó el techo fiscal fue el 31 de julio de 2011, fijándolo en la astronómica cifra de 16,4 billones de dólares (90% del PIB). Era la cuarta vez que se le concedía a la Administración Obama. Pero a diferencia de las tres anteriores, esta vez la aprobación fue muy complicada y se produjo justo al límite de la campana. ¿Por qué? Pues sencillamente porque en las elecciones al Congreso y el Senado de 2010[2] los demócratas perdieron la mayoría en favor de los republicanos, los cuales haciendo valer su superioridad  exigieron a Obama un plan de recortes presupuestarios a cambio de aumentar el techo de deuda. 

La ley que cerró aquellos delicados acuerdos se conoce como Budget Control Act of 2011. En virtud de ella, y de forma inmediata, primer tramo, el techo pasaba a aumentarse en 900 mil millones dólares, pero a cambio de recortar el presupuesto en la cantidad de 917 mil millones en los siguientes 10 años. En los presupuestos del 2012 se debía aplicar ya un recorte de 21 mil millones. Adicionalmente se aprobaba la creación de un "súper comité" de 12 miembros (6 de cada partido), cuya tarea debía ser proponer una reducción del gasto de 1,5 billones en los siguientes 10 años. El "súper comité" tenía como fecha límite para sus propuestas el 23 de diciembre de 2011. En caso de que no se lograse una reducción del gasto de al menos 1,2 billones, el Congreso podría autorizar el incremento del techo por la misma cantidad, pero sólo a cambio de la aplicación de recortes automáticos en el presupuesto federal ("sequestrations")  a partir del 2 de enero de 2013 , incluidos los programas de defensa y Medicare[3]. Los recortes serían por una cantidad igual a la diferencia entre 1,2 billones y la reducción declarada por el comité.

Pues bien, el súper comité fracasó, no se puso de acuerdo, y todo quedó a la espera de lo que sucediese en las elecciones del 2012. Obama lo hubiera tenido más fácil si los electores aparte de confiar en él como Presidente, hubieran cambiado el color dominante en el Congreso, pero no fue así. Nuevamente los republicanos ganaron la mayoría en la "House", con lo cual el tema del déficit y la deuda sigue exactamente igual que hace un año. Con una diferencia fundamental, y es que ya no queda tiempo para que las "sequestrations" se apliquen, a no ser que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo en los 3 días que faltan para que acabe el año.

Adiconalmente, resulta que el 31 de diciembre también vence la ley “Tax Relief, Unemployment Insurance Reauthorization and Job Creation Act of 2010”. Esta ley, que fue aprobada originalmente por George Bush en 2001, fue prorrogada por Obama dos años más en 2010. La ley fue establecida como media de reactivación de la economía y reduce temporalmente una serie de impuestos, con lo cual es una fuente más de déficit, razón por la que Obama sólo accedería a prorrogarla para aquellos ciudadanos cuyos ingresos sean inferiores a los 250.000 dólares anuales. Los republicanos no quieren ni oír hablar de ello, simplemente exigen que se prorrogue la ley tal y como está. Para compensar la falta de ingresos proponen recortar más en gasto social.

Es la lucha entre los que aún guardan unas ciertas posturas keynesianas, y los que proponen llevar las ideas neoliberales hasta el límite. En España, con un sistema democrático menos sofisticado que el americano, está discusión no existe. Las mayorías son mayorías, en el Gobierno y en el Congreso. Por eso ya sabemos lo que es recortar por lo sano. Las previsiones de Rajoy para el 2013 no son muy buenas, pero dejan la puerta abierta a la esperanza a partir del segundo semestre. Lo malo es que estas previsiones de recuperación, mucho me temo, no tienen en cuenta lo que pueda pasar en los Estados Unidos a parir del mismo día de año nuevo. De no llegar a un acuerdo in extremis, los analistas vaticinan una recesión de la economía americana para el próximo año, con un aumento significativo del paro y unos efectos impredecibles sobre la economía mundial. 

En cualquier caso, debemos ser optimistas y desear que todos tengamos un feliz 2013. Incluidos los políticos. Los españoles, y los americanos también. Y que el término acuñado por Ben Bernanke, el Abismo Fiscal, se quede sólo en eso, un término.

[1] Wikipedia. Crisis del techo de deuda de Estados Unidos de 2011
[2] Las elecciones al Congreso y el Senado de los Estados Unidos se celebran cada dos años
[3]Medicare y Medicaid son programas que proporcionan atención médica a personas sin recursos y de la tercera edad, cuyo coste aumenta constantemente por el envejecimiento de la población. El País.

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