jueves, 12 de julio de 2012

La rana y el IVA

Si se quiere cocer una rana en una olla sin que salte, hay que hacerlo lentamente. Subir poco a poco la temperatura del agua, grado a grado, suavemente. De esta forma, el sistema térmico de la rana no lanza ningún mensaje de alarma. La pobre rana no distingue pequeños cambios de temperatura, por eso no salta. Es el problema de ser una rana.
Una subida de tres puntos del IVA es una putada, pero es tolerable. Los funcionarios que van a perder una de sus pagas no lo van a pasar especialmente bien, pero a base de esfuerzos y resignación acabaran aceptándolo, que remedio.
Las cocciones lentas es lo que tienen, que pueden llegar a ser incluso  tolerables  para los que no son ranas. La olla griega es un buen ejemplo. La española va por buen camino.
De todas formas, si yo fuera rana no esperaría a que el agua estuviera hirviendo  para inúltimente entonces intentar saltar. Mucho antes me preguntaría qué narices hace una rana en una olla, las ranas tienen que estar en las charcas, no en los calderos.
Por desgracia las ranas no piensan, y por fortuna yo no soy una rana, aunque mucho me temo que como la rana del experimento voy acabar bien cocido al paso que vamos. Mañana nos suben un grado más. El agua está caliente, pero aún no hierve, ¿saltamos o esperamos un poquito más ? El destino del batracio ya lo conoceis.

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